viernes, 31 de octubre de 2008

LOS VECINOS DE ESTRIBOR

Bueno pues nada el 5 capitulo:

CAPÍTULO 5: LOS VECINOS DE ESTRBOR

-Viene hacia nosotros muy deprisa -les contó el capitan.

-No habrá problema -aseguró Gri- con nuestros hechizos les habremos dejado atras.

-Gri... -dijo Larenlië.

-¿Si?

-¿Olvidas lo que nos dijo el Gran Mago?

El joven mago, alarmado, miró por el catalejo. El barco parecía aber crecido un poco.

-¡Mierda! ¿Podemoos dejarlos atrás?

-Imposible -dijo el capitán- Es más rápido que nosotros.

Pachi miró por el catalejo.

-¿Cuánto tardará en alcanzarnos?

-Una hora, dos como mucho. -aseguró el capitán.

-¡Pues debemos luchar! ¡No pod... ¡Buahhh! -dijo Zorim sin terminar la frase porque tuvo que vomitar.

-Lleva razón -dijo Pachi- Debemos luchar.

-Bien, daré las ordenes. -dijo el capitán.

Toda la tripulación, que contando nuestros cinco viajeros eran veinti-dos, se movilizó. Cargaron los cañones, dos por costado además de un mini canón en el puente de mando. Todos dejaron las armas en la barandilla para que quedaran escondidas.

A los magos y al enano les ofrecieron pistolas y les ensearon a cargarlas. Los humanos las aceptaron pero elfa y el enano las rechazaron. La primera porqué las considerava horribles y el otro porqué preferia mil millones de veces la lucha cuerpo a cuerpo.

Las predicciones del capitán fueron bastante acertadas y al cabo de hora y cuarto el barco pirata, una pinaza, un barco más pequeño que un bergantín, estaba a cincuenta metros paral·lelo a ellos, a estribor.

El capitán de los piratas les gritó con un megáfono metalico:

-¡Hola camaradas! ¿De dónde habéis sacado esta preciosidad?

El capitán del Slugh también cojió su megáfono y hablo:

-¡¿El barco?! ¡Se lo quitamos a unos pardillos de tierra firme!

-¡¿Qué llevaban?!

-¡Comida!

-¡¿Pues nos dáis un poco?! ¡Casi no nos queda!

-¡Lo siento pero la necesitamos!

El capitán pirata no pareció tomárselo demasiado bien:

-¡¿Cómo que no?! ¡Por piedad!

-¡Lo unico que os voy a dar será de comer a los pulpos! ¡Marineros! ¡Fuego!

Los hombres obedecieron y sacaron los cañones que tenian escondidos detrás de unas rejillas y dispararon. el barco pirata estaba a 25 metros.

Los cinco viajantes, incluido Fulmuën, hicieron un salto al oir el estridente ruido de estas armas. Pero imitaron a los marineros y se escondieron detrás de la barandilla desde dónde disparaban. 20 metros.

A los piratas los tomo por sorpresa aquel ataque y tardaron varios minutos en reaccionar, cargar los cañones y disparar. 10 metros.

El fuego cruzado causó daños en ambos barcos. Una bala de cañon impacto cerca de ellos. Gri los protegió de la metralla con su rodela. 5 metros.

-¡Al abordaje! -gritó el capitán pirata.

El fuego terminó de repente. De la pinaza empezaron a llover un montón de ganchos atados a cuerdas que se clavaron en la madera del Slugh. Los piratas dispusieron dos tablas de madera que servian de puente entre los dos barcos.

Entonces los piratas, que casi los duplicaban, los cruzaron. Maldecian a los marineros mientras blandian sables, hachas, pistolas y escopetas.

Y asi empezó el combate.

Los magos y el enano nunca habian visto nada parecido. Aquel combate se libraba con fiereza. No solo luchaban cuerpo a cuerpo. Aqui las armaduras eran inútiles ante los disparos. Además algunos piratas lanzaban unas bolsitas rellenas de pólvora con una mecha que explotaban, bombas.

Y entonces apareció, arco en mano, Fulmuën. Todos los que lo vieron, incluida su maestra, se quedaron helados. Aquel joven elfo se puso a disparar flechas.

Casi todas daban en el blanco y las disparaba bastante deprisa y se defendia con su chuchillo.

Entonces Gri tuvo una idea ya provechó la ocasión.

-¡Pachi, acompañame! ¡Tu, chico, cubrenos!

Pachi asintió y lo siguió. El elfo vió que le hablaba a él y entendió lo que quería hacer. Disparó algunas flechas hacia los piratas que estaban cerca de los dos magos que avanzaban hacia una de las tablas.

Los dos se subieron a ella y fueron hacia el otro barco. Este estaba muy poco protegido. Mientras Pachi luchaba contra ellos Gri arrojó las dos tablas al agua.

Acto seguido fueron hacia el puente de mando, Pachi lla habia terminado con todos. Gri corto una cuerda colgada por alli. Fue en dónde el timón, lo agarró y lo giro hacia la derecha. Pachi comprendió lo que hacia y le ayudó. Acto seguido le paso la cuerda y la ató al soporte de éste de tal forma que quedaba inutilizado. El barco pirata empezó a alejarse del otro.

Mientras, en el Slugh, la aparición de Fulmuën habia supuesto un alivio pero los marineros estaban retrocediendo hacia el puente de mando. Larenlië los contenía gracias a una lanza de doble filo y Zorim con su martillo.

En la pinaza Gri se fue hacia una escotilla.

-¡¿A dónde vas?! -pregunto Pachi.

-Esto aún no a terminado... -dijo el otro desapareciendo por allí.

A Pachi le costó un poco en encontrarlo por la oscuridad de la cubierta inferior. Cuando dio con el vio que se encontraba delante de unos barriles que desprendían muy mal olor.

-¿Pero que estamos haciendo aqui?

-Pues volaremos el barco.

Pachi se quedó sin habla.

-¿Tu.. tu estas loco?

-Es provable... Venga ayudame con este cañón.

Pachi suspiró y lo ayudó a arrastrar aquella pesada arma y a puntarla hacia estos barriles. Luego Gri agarró tres mechas y las lió para formar una de sola mientras Pachi lo cargaba.

Cuando todo estuvo listo Gri agarró una linterna que pendia del techo. Pero antes avisó:

-Preparate para correr...

Pachi asintió y Gri encendió la mecha. Slieron corriendo en la cubierta superior. Pachi gritó hacia el otro barco, que ya estaba un poquito alejado:

-¡¡¡Larenlië, Larenlië!!!

La elfo lo hoyó y se guiró hacia ellos.

-¡¡¡Al suelo, hechaos al suelo!!! -bramó el joven.

La elfa obedeció y dió la orden. Y entonces ocurrió.

Aquello fue impresionante. La popa del barco boló en mil pedazos. El ruido fue brutal. Los del Slugh se pudieron proteger a tiempo pero los piratas no y algunos trozos caieron hacia ellos. Muchos caieron así.

Durante unos segundos hubo un silencio mortal rompido solo por el sonido del mar.

Pero los marineros aprovecharon este momento para atacar a los desprevendidos piratas. Estos no pudieron defenderse de ellos. Los pocos que quedaban fueron rodeados. El capitán pirata habia muerto. Entonces lanzaron las armas al suelo. Se habian rendido.

El capitán del Slugh ofreció dos opciones a los rendidos. O formar parte de la tripulación y ser recompensados o ser pasto de los tiburones. ¿A que no sabéis que escojieron?

Larenlië estaba regañando fuertemente a su aprendiz por su insensatez. Pero Zorim encontraba a faltar algo.

-¡Elfa! ¿Dónde estan aquellos dos?

Entonces Larenlië miró a su alrededor. La pinaza se habia medio undido. Ni rastro de Gri y Pachi. Los llamó. No hubo respuesta. Empezó a preocuparse de verdad.

Entonces se hoyó un chapoteo.

-¡Ayuda! -suplicó una aogada voz.

Elfa y enano fueron acia la barandilla y miraron abajo. Pachi y intentaba mantenerse a flote y sujetar a un inconsciente Gri.

-¡Hombres al agua! -gritó Zorim.

Un marinero les arrojó una tabla atada a una cuerda. Pachi nadó hacia ella y la agarró. Luego los subieron.

Estaban completamente empapados. Tumbaron a Gri al suelo, no se movia.

-¡Gri! ¡Despierta! -dijo con desesperación Larenlië mientras lo agitaba.

El joven no respondia.

Uno de los marineros fue a socorrerlo.

-A tragado agua -aseguró el hombre.

Lo cojió y le inclinó la cabeza hacia atrás. Luego le golpeó fuertemente en un punto de las costillas.

Entonces el mago tosió y escupió un montón de agua. Luego abrió con lentitud los ojos. Los miró a todos. Sonrió y dijo con dificultad:

-Lo siento, no se nadar ¿Os han gustado los fuegos artificiales?

Zorim soltó una carcajada. Los otros respiraron aliviados.

-Dale las gracias a éste hombre -dijo Pachi- Te ha salvado.

-Muchas grácias, de verdad.

-De nada -dijo el hombre alejandóse.

Larenlië castigó a Fulmuën. Le hizo trabajar de grumete. Los piratas empezaron a trabajar. Por seguridad les dieron una paga a cada uno para que viesen que no les mentían. Hicieron los funerales de los caídos, envolver a los cuerpos en mantas, con un peso dentro y luego eran arrojados al agua.

Y el barco siguió avanzando, tranquilamente cómo si nada ocurriera.

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