jueves, 2 de octubre de 2008

EMPIEZA EL ADIESTRAMIENTO


Bueno pues el capitulo 2:

CAPÍTULO 2: EMPIEZA EL ADIESTRAMIENTO

Gri se despertó. Al principio todo lo veia borroso y le dolían los huesos. Se frotó los ojos con las manos y miró a su alrededor.

Era mediodia y el Sol iluminaba calidamente el claro de un bosque de pinos donde él se encontraba tapado con una capa de viaje. No recordaba como habia llegado allí.

Estudió más el sitio y vió a dos figuras sentadas al otro lado del claro cerca de un fuego, dandole la espalda.


Gri se incorporó lentamente sin hacer ruido. Era muy silencioso, siempre lo habia sido, pero se quedó pasmado quando una de las dos figurasm, la más alta dijo:


-Veo que al fin te has levantado...

Las dos figuras se giraron y entonces Gri los reconoció y recordó todo lo que habia sucedido. Eran los que lo habian salvado de los orcos, el Maestro de mago Brambleburr y su aprendiz Pachi.

-Buenos dias. ¿Donde estamos? -preguntó Gri.

-¡Has dormido mucho! Casi tres dias. -dijo Pachi, el aprendiz, amigablemente.

-¿Como? -exclamó Gri

-Lo que oyes. Estabas agotado -dijo el mago- Y respondiendo a tu pregunta estamos a dos dias fuera de la Aldea de los Ancianos que se encuentra al sur de la salida de el Valle.

Gri habia oido hablar muy poco de dicha aldea, solo conocia el Valle y nunca habia salido afuera, igual que la mayoria de sus habitantes. Solo unos pocos comerciantes les traian noticias exteriores, solo de vez en cuando.

-¿Por que vamos alli? -preguntó Gri

-Solo esta de paso, muchacho -dijo el mago- Vamos mas lejos.

-¿Y a don...

-No seas impaciente, ya lo verás.

Almorzaron un poco de carne seca y frutos silvestres. El joven se lo comió con avidez.

Cuando hubieron terminado el Maestro se llevó a Gri fuera del claro, dejando a Pachi a cargo del campamento.

Cuando se hubieron alejado un poco se pararon, el Maestro se sentó al pie de un arbol e indicó al joven que se sentara frente a el. El muchacho no sabía que hacian allí.

-Bueno -dijo el Maestro- ¿Por que creees que estamos aquí?

-No lo sé...

-¡Vamos! -suspiró el Maestro- Piensa, deduce. ¿Porqué crees que nos hemos alejado del campamento?

-No sé... -dijo Gri, pero viendo la expresión del Maestro empezó a reflexionar- Pues... será para que me enseñe magia ¿no?

-¡Exacto! -le felizitó el mago.

Entonces Gri se puso serio de pronto. Era su primera clase de magia.

-¡Empezemos pues! -dijo el Maestro- Lo primero y bàsico que debes saber és. ¿Qué és la màgia?

Gri no lo sabia, parecía una pregunta facil pero no sabia que era y eso que su abuelo le habia contado cuentos de hechiceros que podian hacer cosas increibles.

-No lo sabes, es normal -dijo el Maestro- La magia es una energia paralela al resto del mundo. Es una fuerza que resido en todas las formas materiales, sobretodo en los seres vivos, pero que solo unos pocos saben extraer. Estos són los hechiceros o magos, gente que ha nacido con el don de canalizar la màgia a traves de su cuerpo y modelarla. ¿Entiendes?

-Si.

-Bien, la màgia que se puede extraer de los cuatro elementos. Dichos elementos són la tierra, el agua, el fuego y el aire. És la màgia bàsica. ¿Entiendes, no?

-Si, si.

-Pues bien. Cuando uno es mago puede captar la màgia a su alrededor. Dentro de nosotros, flotando en el aire, fluiendo por el agua, entre la tierra del suelo, el fuego de una hoguera... Hoy empezaremos a practicar esto, la percepción de la màgia.

-¿Y como se hace eso de percibir la màgia? -preguntó el joven con gran curiosidad.

-Ahora lo veràs -dijo el Maestro levantandose- Sigueme.

Llegaron a un rio poco profunodo que corría lentamente descendiendo desde las cercanas montañas.

-Este es el Río Tranquilo -dijo el Maestro- Aunque no lo parezca es el río más largo y caudaloso de Orvingut.

-Pues bien -continuó el mago- ¿Me podrias decir, sin mirar, cuantos peces viven en este punto del río, cuantas hormigas hay en este claro o que sensaciones siente un de esos arboles?

-¡No, es imposible Maestro!

-No, no lo es.

-Pero...

-Creeme -dijo el Maestro con un brillo de convencimiento en los ojos- es posible, solo tienes que saberlo ver.

-¿Como?

-Cierra los ojos -imperó el mago- Bien, ahora olvida todo cuanto hay a tu alrededor excepto la corriente de agua.

El chico obedeció.

-Bien, bien. Ahora concentrate olvidalo todo. Concentrate hasta que empiezes a notar sensaciones a tu alrededor.

Gri se concentró. Al principio no sintió nada pero de pronto empezó a sentir como algo, alguna cosa inmaterial que lo rodeaba por todos lados. Entonces esa sensacion empzó a cobrar, seguindo siendo inmaterial, formas a su alrededor. No las veia pero las percibia. Al cabo de un rato esas formas se definieron como todo lo que le rodeaba. Percibió la fuerza latiente de los arboles, de el agua, del aire, incluso la del Maestro.

-Si, muy bien -susurró el mago- No te desconcentres, eso es. Ahora fijate en el río. En el punto del rio que hay delante de ti. Bien, eso es, ahora debes sentir la energia que desprenden los peces ¿La percibes?

Gri se concentró aún más en ese punto que le indicaba el mago. al principio no lo percibió pero fueron apareciendo unas formas que se movian, los peces, si, eran ellos.

-¿Los percibes insistió el Maestro?

-Si...

-Muy bien ¿Cuantos hay?

Se concentró más.

-Siete.

-¡Eso es, has acertado! Bamos, ya puedes para.

Gri abandonó aquel estado. Le costó mucho y vió que estaba agotado. Cayó al suelo mareado.

-Es normal -dijo el hombre ayudandole a respaldar-se contra un arbol- Al principio es agotador pero con la practica verás que hirás mejorando.

Aquella noche antes de dormirse Gri acabó por confiar plenamente en el Maestro y su aprendiz.

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