martes, 23 de diciembre de 2008

PREGUNTAS SIN RESPUESTA

12121212:

CAPÍTULO 12: PREGUNTAS SIN RESPUESTA

-¡Muéstrate! -repitió Gri.

De pronto se encendió una luz. Todos quedaron alumbrados durante unos momentos. Al fin se adaptaron al lugar.

El techo de la choza era bastante bajo y de el colgaban un montón de hierbas de diferentes clases. En las paredes habían estanterías llenas de pocimas y objetos para elaborarlas. En el centro quemaba una hoguera en dónde había puesto una marmita con un extraño líquido. Destrás de esta había alguien sentado en el suelo con las piernas cruzadas que hechaba una mezcla viscosa.

-Hola a todos... Será mejor que me presente -dijo la figura levantando la cabeza del fuego.

Quando todos la vieron se quedaron asombrados. Era una mujer pero no era ni elfa, ni humana, ni enana. Pero era muy bella, de faciones suaves aunque a la vez algo toscas, vajita pues no llegaba al metro y medio. Tenía la piel un poco oscura y sus cabellos eran largos y de colores verdes y marrones y se entrelazaban como si fueran raízes de árboles. Sus enormes ojos eran violetas y vestía con una ropa hecha de hojas secas. Daba un aspecto salvaje.

-Me llaman Aldwendë, la Doncella de los Árboles, una hada cómo decis en vuestra tierra. Antaño fui la Dríade de todos los bosques de la isla, su protectora. Ahora sólo soy la de éste...

-¿Cómo es que sabes nuestro idioma? ¿Cómo has sabido mi nombre? -preguntó Gri.

-No soy una simple hada. Tengo poder para verlo todo, todo. Yo he visto las cosas del pasado, estoy viendo las del presente y he visto las del futuro... Lo se todo...

-No puede ser -dijo el herido Pachi- se necesitaría un óculo para verlo y nunca se puede ver todo pues el artilújio no lo permite. Además para saberlo todo tendríais que escribirlo en un libro para no olvidarlo y en esta habitación no cabría.

-Eso es lo que creéis vosotros. No necesito óculos para verlo pues mis ojos hacen su trabajo. Ni tampoco necesito libros pues mi cabeza puede recordarlo todo.

-Imposible...

-Te recuerdo, Pachi, que yo no soy de vuestras espécies, soy diferente -respondió la hada.

El chico se quedó helado.

-Todos habéis venido por algo. Todos tenéis preguntas sin respuesta. Yo puedo responder algunas pero otras las mantendré calladas pues ya averiguaréis las respuestas en el futuro. Y todos compartís un objetivo común. La cuerna. ¿Sabéis a caso que es?

Negaron con la caveza.

-La cuerna es una fuente de energía mágica. Sirve igual que serviría una varita mágica o un báculo sólo que tiene el poder de canalizar un flujo de mágia mucho, muchísimo mayor. Vosotros no tenéis el poder de utilizarla y no lo haréis pues la energía es tan grande que moríriais en el intento y podríais causar daños a gran escala si se descontrolara. Pero no os preocupéis pues alguen si la usará.

Ahora descansad pues estáis agotados. Mañana vuestras preguntas tendrán respuesta y podréis ir en la búsqueda de la cuerna. Pachi se quedará conmigo esta noche. Miraré de sanar tus heridas aunque te advierto que nunca se curarán del todo. Los guárdias que están a fuera os conducirán a vuestras dependéncias. Buenas noches.

Todos le dedicaron una reverencia y le desearon buenas noches y se fueron, dejando a Pachi allí.

A la mañana siguiente, después de tomar un buen desayuno de frutos silvestres, salieron de la cabaña que les habían cedido y se dirigieron otra vez a la choza de Aldwendë. Allí estaba la ninfa con un renovado Pachi pero con los ojos entristecidos por algo. Los viajeros le dedicaron una reverencia y se sentaron alrededor del fuego.

-Buenos días a todos... ¿Supongo que cada uno tenéis una pregunta que os ronda por la cabeza?

-Así es, mi señora -dijo la elfa.

-Pues preguntadme...

-¿Cómo era nuestro pueblo antes? ¿Que ocurrió aquí y que eran los seres que nos atacaron? ¿Porqué nuestro pueblo emigró hacia Orvingut? -questionó Larenlië.

-No os relataré toda la história pues para cuando acabe vuestros cabellos se habrán emblanquezido pero os la resumiré:

Hace muchos milenios aparecieron los elfos en esta isla. Tenían una gran inteligéncia y pronto desarrollaron una sociedad muy compleja y ordenada. Éste lugar fue llamado Anar Tol, que en elfo antiguo significa la Isla del Sol. Era llamada así porqué fue la cuna de vuestra civilización. Aunque antes de su llegada este sitio ya estaba habitada por toda clase de criaturas. Había entonces más gente de mi espécie. Ahora yo soy la única que queda en esta isla...

Se construieron ciudades portuárias y terrestres, en los bosques. Cada una era una ciudad-estado, con su cultura y recursos naturales. No habían conflictos pues todas ellas mantenían muy buenas relaciones. En aquellos tiempos los elfos desccubrieron la mágia. Fueron tiempos felices...

Pero ocurrió que con el descubrimiento de la mágia hubo un ambicioso mago al que le llamaron Sávaurë. Fue sin duda uno de los más grandes de su tiempo pues descubrió y perfecionó muchos hechizos. Además descubrió otras cosas fuera de la mágia como en biología y herbología. Grácias a todo esto y mucho más llegó a presidir el llamado Consejo de Magos, la misma organización que tenéis en vuestras tierras.

Aún así no fue suficiente para él y quiso más y más. Su orgullo fue tan grande que le corrumpió.

Hizo el descubrimiento de las armas, consiguió un ejército y guerreó contra unas cuantas ciudades. Fue vencido pero las armas no desaparecieron y transmitió su mal a otros muchos elfos.

Las guerras continuaron muchos siglos. Fueron tan destructivas que muchas ciudades quedaron como la que vosotros desenbarcastéis, destruidas, abandonadas... Muchos bosques desaparecieron, pasto de las llamas... Los ríos y mares se convirtieron en aguas putrefactas... Todo se secó... Hasta la mágia que antes había aqui ahora a desaparecido. Sólo perdura en este bosque...

Los elfos que no quisieron intervenir decidieron huir en barcos. Los que lo consiguieron se establecieron en Orvingut. Pero otros decidieron quedarse y se refugiaron en los bosques para proteger su tierra. Éste bosque que pisáis es el último reducto de estos elfos. Lo llaman Nör Taurë, el Bosque Sagrado. Tenemos unas quantas comunidades dispersas entre los árboles. Y nos defendemos de los malditos...

-¿Quiere decir los elfos? -preguntó Larenlië.

-Si -respondió la hada- Los elfos que os atacaron en la ciudad están malditos. Se maldijeron a si mismos y ahora no son más que sombras de lo que fueron. Les llamamos Úmëa Quendë, los Elfos Malignos o Oscuros. Además durante la guerra algunos magos que huyeron maldijeron a algunos de los Elfos Oscuros con un tipo de licantropia, diferente a la que padece la gente de Orvingut.

-¿Cómo es de diferente? -preguntó Pachi.

-La licantropía de aquí es diferente. Una vez te transformas ya no vuelves a tener tu anterior cuerpo. Los lobos que os atacaron padecían esa licantropía. Ahora son aliados e incluso algunos les sirven de monturas a los Elfos Oscuros. Esto es todo lo que os puedo contar sobre el pasado élfico cultura. Espero que estés saciada, Larenlië.

-Así es...

Recuerda esto, hija, -dijo la Aldwendë- No te ofusques de lo hechos que te hayan sucedido vive el presente, planifica el futuro...

La elfa se quedó sin habla.

-Disculpe señora -preguntó Pachi muy nervioso- ¿Quando tardará en... ya sabe? ¿Me ocurrirá lo mismo que a ellos?

-No, no te ocurrirá lo mismo. Será al siguiente plenilunio. Sufrirás, si, pero tienes suerte de venir de un mundo diferente. Además si haces lo que te dije con el tiempo mejoraras hasta poder controlarla. Con el tiempo verás que en realidad es un don que te ha regalado la naturaleza...

Pachi respiró algo aliviado. Los otros no entendían de que hablaban. Decidieron dejarlo por más adelante.

-Yo también desearía preguntar algo -dijo Zorim- ¿Podré regresar algún día a mi hogar?

-No puedo responder tu pregunta. Sólo té diré que tus acciones presentes pueden afectar el futuro enormemente...

Zorim pareció algo confuso y se quedó pensativo ante aquella frase por lo que no escuchó la pregunta de Fulmuën:

-Mi señora ¿Qué será de mi? ¿Que me ocurrirá?

-Veo en tu futuro grandes pasos... Serás recordado por muchos... Nada más puedo decirte sólo que no te corrompa la envidia... ¿Y tu Gri? ¿Deseas preguntarme algo?

-La verdad es que si... -dijo el joven mirando a los ojos de la ninfa- ¿Conseguiré recuperarla?

Esta vez nadie entendió su pregunta menos la Doncella de los Árboles. Lo miró y sonrió:

-Si persigues tu objetivo, si luchas por él, al fin serás recompensado... Ten en cuenta que cuándo llegue el momento deberás mirar al pasado para corregir el futuro...

Gri no comprendió las palabras de Alwendë.

-Y ahora todos queréis saber cómo conseguir la cuerna. ¿Cierto?

El grupo asintió.

-Yo no podré ayudaros vosotros tendréis que ir al bosque, esta tarde. Allí la encontraréis.

-Pero es imposible encontrarla -dijo Gri- Éste bosque es enorme.

-Sólo os diré una cosa: No soys vosotros los que tenéis que ir a su encuentro, ella vendrá a buscaros. Pero la cuerna sólo se mostrará ante alguien cuando ese alguen se enfrente a sus temores y demuestre bondad...

-¿Cómo? No lo entiendo... -dijo Gri.

-Busca en tu interior y encontrarás la respuesta...

Aún se quedaron más confusos ante las enigmáticas palabras de la ninfa.

sábado, 20 de diciembre de 2008

LA LLEGADA AL BOSQUE

11 cap.:

CAPÍTULO 11: LA LLEGADA AL BOSQUE

Amba-má! -repitió aquel ser que se medio escondía en la oscuridad.

-¿Se puede saber que dice? -preguntó Zorim.

-Esta hablando en elfo... no lo entiendo muy bien. Parece el idioma antiguo -contestó Larenlië.

El atacante les volvió a exigir aquella frase. Se hoyan más aullidos de los lobos.

-Me parece que lo entiendo, dice algo así como: "manos arriba".

-Deberíamos hacerles caso, maestra -sugirió Fulmuën.


-Intentaré comunicarme con ellos -dijo la elfa.

-¿No crees que nos matarán? -dijo Gri que estaba atendiendo a Pachi.

-Confiad en mi, algo me dice que no.

Empezó a ablar con el jefe:

-Mermára. Our tôl athgaer. Ned min fein ost maethors Eledh maeth our. Ad ned acu amons daer-garaf. Our antadôl, hîr...


Larenlië les dedicó una reverencia. Los otros entendieron y la imitaron, excepto el caido Pachi.

Dos de los arqueros empezaron a susurrar algo. Luego le preguntaron algo a la elfa pues ella contestó con vehemencia. Después se dejaron ver a la luz de la luna.

Eran bastante altos y caminaban rectos. Se cubrían con ropajes verdes y marrones y llevaban capas con unas capuchas que les ocultaban la cara. Empuñaban largos arcos cargados con unas flechas, las puntas de las cuales brillaban como la plata.

-Dejadles que os quiten las armas -dijo Larenlië a los otros- son elfos...

Los arqueros se les acercaron. No se resistieron. Uno de ellos fue al lado de Pachi y examinó su herida. El capitán se descubrió la capucha y mostró la cara de un elfo, no cómo aquellos oscuros que los habían atacado, sinó la cara de un rubio y pálido que mostraba en sus ojos signos de mucha vejez y cansancio pero no le vieron maldad alguna. Larenlië fue a hablar con él. Estuvieron unos momentos discutiendo. El resto de viajeros no se enteraban de nada de lo que decían pero al fin pareció que el elfo se rindió y empezó a dar órdenes a sus hombres.

Pachi le habían vendado el brazo con una tela y Gri lo ayudó a levantarse. Larenlië se acercó a ellos:

-Cojed buestras cosas, no nos sobra el tiempo.

-¿A dónde vamos? -preguntó Zorim.

-A su hogar...

Rápidamente cogieron todo su equipaje y siguieron al grupo de elfos que les escortó por un pasaje entre aquellos angostos montes.

Continuaron un buen rato corriendo. Los lobos volvían a acercarse.

Entonces el camino empezó a bajar lentamente. Al fin abandonaron los nebulosos cerros. Delante de ellos se extendía un campo que acababa de súbito en una gran mole de algo que parecían arbustos desde dónde eran.

Atravesaron el campo y cuando llegaron cerca de éstos "arbustos" se dieron cuenta de que en realidad eran enormes árboles y que la noche confundía sus ojos. Estaban delante de aquel enorme y denso bosque.

El grupo se fijó en que se habian parado delante una alta estatua muy extraña que brillaba bastante con la luz de la luna. Representaba a un cuerpo humanoide, tallado en madera, delgado, con la cabeza un poco desproporcionada, los pequeños brazos levantados y con la boca y los ojos abiertos como platos.

El capitán elfo puso la mano delante de aquel fetiche e hizo un movimiento con la mano mientras susurraba algo. De pronto los ojos de la escultura emitieron una fuerte luz roja. Zorim dió un salto hacia atrás. La estatua estuvo así durante un rato hasta que sus ojos cambiaron de repente al color verde y luego se volvieron a apagar.

-Uo cal lelya arta-taurë -dijo el elfo girándose hacia ellos.

-¿Que ha dicho? -preguntó Gri.

-Que podemos ir por sus bosques -le respondió la elfa.

Los elfos cruzaron el linde, los viajeros les siguieron en fila india por un estrecho sendero.

Al principio todo era oscuridad pero, de pronto, empezaron a aparecer unas pequeñas luces blancas a izquierda y derecha, entre los arbustos, encima de las altas ramas de los árboles, que se movían.

Se fijaron más y cuando se adaptaron a aquellas lucecitas se quedaron impresionados. Eran unos hombrecitos blancos cómo que no debían superar los 30 cm de altura. Sus cabezas eran muy grandes comparadas con sus cuerpos. Parecían más estátuas vivientes que no personas pues no tenían signos de musculatura. Sus caras tenían solo tres puntos negros, los ojos y la boca. Caminaban tranquilamente y parecía que les siguieran, cada vez eran más.

Aún que no tenían ninguna expresión en sus caras a todos les contagiaron un pequeño sentimiento de felicidad indescriptible que les daba ánimos.

-¿Qué son esas cosas? -preguntó un desconfiado Zorim.

-¿Lath ned? -dijo la elfa transmitiendo la pregunta al capitán.

-Ned minë Linyenwataurë... -respondió el elfo.

-Dice que son los Espíritus del bosque, sus guardianes -tradujo Larenlië.

Siguieron así durante un tiempo que no supieron contar, atravesando claros y arroyos. Los espíritus ahora caminaban a su lado, saltando y brincando obstáculos con mucha grácia.

Y al fin entraron en un gran prado circundado por enormes árboles que formaban un anillo. Los espíritus no les siguieron más i regresaron a la oscuridad.

Los cinco viajeros se quedaron asombrados. La luna reflejaba su plateada luz sobre sus claros arroyos, sus tranquilos estanques, sus altos montículos cubiertos de flores.

-Es precioso... -susurró Fulmuën.

Algunos elfos que andaban por allí se acercaron a ver los extranjeros. Pronto estaban rodeados de curiosos elfos que los miraban con asombro. Uno de ellos, empuñando una lanza, se abrió paso entre la multitud y se plantó ante el capitán elfo.

-¡¿Lath ned ims?! -exigió el lancero.

-Ned atta quendë. Ut on ista-ned lath ims celva. Linyenwataurë quetlelya. Quet tul tere ëar... -respondió el capitán.

Muchos de ellos se quedaron pasmados con la respuesta del elfo.

-Larenlië, diles si podemos hablar con quién los dirija -dijo Gri.

-Our mer haryaquet yo yur cáno -dijo la elfa.

Los elfos estaban cada vez mas asombrados. No paraban de repetir: "cal quet". El lancero lo pensó unos momentos pero al fin dijo:

-Mára. Tul yo-me.

-Parece que si... -dijo Larenlië.

El elfo se fue por el prado y ellos le siguieron, escortados por el capitán y sus hombres, y con una procesión de elfos.

Recorrieron aquel mágico lugar. Habían un gran grupo de casa hechas de madera juntadas al lado de un río que cruzaba el lugar. Pasaron el pueblo y treparon por un montículo hasta la cima. Allí había una choza la puerta de la qual estaba vijilada por dos elfos.

El lancero habló con ellos, abrieron la puerta y entraron. Al cabo de un momento volvieron a salir y le dijeron algo al lancero. Luego el elfo le habló a Larenlië.

-¿Qué dice? -preguntó Pachi.

-Sólo podemos entrar nosotros, nada de guárdias.

Así pues entraron, sin su escolta, los viajeros a la oscura choza. Nada más que el último de ellos entró la puerta se cerró de pronto. Todo se volvió oscuro.

-¡No! -gritaron todos.

Zorim trató de abrirla.

-¡Es inútil! -exclamó el enano.

Se hoyó un crujido justo en el otro lado. Todos aguantaron la respiración.

-¡¿Quién anda allí?! -se atrevió a preguntar Gri.

-Veo que me tenéis miedo... -dijo una voz femenina- No os preocupéis que no muerdo.

-Hablas nuestro idioma... ¿Quién éres? -preguntó Gri- ¡Muestrate!

-Os he estado esperando a todos desde hace mucho tiempo... -respondió la voz- Bienvenido a mi humilde casa Gri.

El joven contuvo el aliento.

viernes, 19 de diciembre de 2008

LOS CERROS

capitulo 10:

CAPÍTULO 10: LOS CERROS

Tras dos dias de recuperación, Gri volvió a encontrarse bien. Ya no tenia fiebres y se movía y andaba pero aún así estaba un poco tocado. Eso si, estaba impaciente por encontrar el cuerno.

La misma noche del segundo día de su recuperación acordó con los otros magos y el enano que partirian al amanecer.

-Pero si ni siquiera conocemos este lugar, ¿Como la encontraremos? -questionó Pachi.

-Con el corazón... -dijo la elfa.

Pachi entendió sus palabras.

Al siguiente amanecer los cinco viajeros estaban en la entrada del astillero, con comida para siete días y armas. Se disponían a salir quando el capitán apareció:

-Señores... Tengan quidado en esas tierras... ya casi no nos queda comida...

-Tranquilo -dijo Larenlië- Tened cuidado vosotros pues los monstruos pueden volver. Si no regresamos dentro de siete dias iros de aquí y tendréis una história que contar...

Gri le lanzó al hombre un saquillo y, apoyandóse en un bastón, partió de allí. Los otros lo siguieron. El capitán lo abrió y descubrió un montón de monedas.

Salieron de la ciudad, esta vez por la Puerta Este. Empezaron a vagar por los deserticos llanos.

-¿A dónde vamos exactamente? -preguntó Fulmuën, rompiendo el silencio.

-Lo cierto esque no lo sé... -dijo su maestra.

-Deberíamos buscar algún montículo para explorarlo todo -siguirió Pachi.

-El problema es ése. Aqui casi no hay montículos... -respondió Gri.

No pararon hasta el mediodía para comer un poco. Aquel pescado sabía un poco mal y encima el calor se ensañaba con ellos. El sol era naranja y parecía mucho más grande delo normal. Siguieron caminando.

Ya estaban próximos al atardecer cuando, al fin, los agudos ojos de Fulmuën divisaron algo en el horizonte.

-¡Hay un montículo!

-¿En serío? -preguntó Zorim.

-También yo lo veo -contestó Larenlië- Imagino que llegaremos allí en... un par o tres de horas de horas.

La elfa no erró en sus estimaciones y cuando el sol acababa de expirar llegaron al píe de aquella colina.

Subieron a ella y montaron allí el campamento y organizaron los turnos. No encendieron un fuego pues no querían ser vistos ni tampoco cenaron ya que no querían que el olor del pescado atrayera a algunos molestos seres. Las noches eran bastante frías.

Cuando despertaron, al nacimiento del sol, vieron el paisaje.

A sus espaldas, en el Oeste, vislumbraron el mar y una pequeña mancha blanca, la ciudad. A su izquierda, el norte, la costa continuaba paralela a unas marrones montañas un poco desordenadas mientras que a su derecha, el sur, no había más que playas y planicies. En todos esas direcciones veían arboles secos, alimañas arrastrándose por el suelo, pájaros carroñeros... Todo parecía un lugar muerto.

En canvio delante de ellos, el este, vieron que en el fondo vieron un gran bosque. Incluso desde dónde eran pudieron ver un color que casi no encontraron en el resto de sitios, el verde de las ojas. No era un verde puro pero les dío esperanzas.

-Creo que es allí -dijo Gri.

-Que haya ojas verdes quiere decir que almenos habrá agua -afirmó la elfa.

-Y también bichos que no querrán que la bebamos -respondió el enano.

-Es cierto... debemos vijilar... -dijo Pachi.

-Este bosque...

-¿Que pasa, Gri?

-Hay algo extraño en él...

Continuaron otro día más hacia el bosque. Esta vez tuvieron la suerte, o eso creyeron, de encontrar unos cerros llenos de colmillos de piedra afilados como cuchillas que con sus sombras les protegían un poco del calor. Al parecer si conseguían cruzarlos estarían a pocos quilómetros del bosque.

Se atrevieron a hacer un pequeño fuego para calentar el pescado.

Dedicaron el resto del día a cruzar los montes pero entonces empezaron a descubrir que con sus escarpadas formas contruían una espécie laberinto. Costaba bastante avanzar pues a veces descubrían que caminaban en circulos pues aquellas piedras les engañaban y no pasaban por debajo ya que estaban inundados de infectos lagos llenos de pudridumbre.

Llegó la noche...

Había luna llena y de las aguas pantanosas empezaron a brotar unas apestosas nieblas que dificultaban aún más a los viajeros. Pero decidieron continuar igualmente ya que no les gustaban aquellos cerros y querían salir de allí cuánto antes.

El grupo andaba agarrado a las paredes de su izquierda pues al otro lado se encontraba un accidentado barranco. Gri hiba a la delantera, seguido de Larenlië, Fulmuën y Zorim y a la retaguardia estaba Pachi, vijilando.

De pronto se hoyó un estruendoso crujido y el suelo que pisaba Gri desapareció. Intentó agarrarse a algo pero no pudo. Sintió como su cuerpo rodaba e impactaba contra las rocas. Y sintió como recibía un tremendo golpe en su espalda contra algo duro que paró la caida.

Se sentía entumecido por el dolor, la cabeza le daba tombos y lo veía todo borroso.

Al fin consiguió sobreponerse y se levantó apoyándose con la roca que lo había salvado. Se enjugó la frente de la sangre que tenía. Entonces hoyó el eco de los gritos de los otros:

-¡Fulmuën! ¡Gri! -gritaban.

-¡Estoy aqui! -respondió con dificultad.

-¡Gri! -exclamó la lejana voz de Pachi- ¿Estás bien?

-¡Ahora que lo dices no demasiado! ¡Al menos puedo andar! ¿Qué ha pasado?

-¡Se ha derrumbado parte del camino! -respondió Zorim.

-¡Bajad aquí! -suplicó el humano.

-¡Es imposible! ¡Las paredes son demasiado empinadas! -dijo Zorim- ¡Estamos buscando otro lugar para bajar!

-¡¿Y dónde esta Fulmuën?! -gritó Larenlië

-¡Qué! -dijo con preocupación Gri- ¡¿También ha caido?!

-¡Si!

-¡Mierda! -maldeció el accidentado- ¡Fulmuën! ¡Fulmuën!

Sintió unas piedras que caian a sus espaldas. Se guiró desenfundando su espada. Se hoía un apagado gemido. Gri corrió allí.

Consiguió distinguir al elfo, medio enterrado por un montón de piedras. El mago le desenterró con rapidez y lo tuvo en sus brazos.

-¡Fulmuën! ¡Contesta!

El elfo abrió los ojos. Tenía la nariz rota y sangraba por varios lugares

-¿Que ha pasado?

-Ambos hemos caido por el barranco... No te preocupes... saldremos de aquí ¿Puedes moverte?

-No lo sé, espera...

El elfo intentó mover sus miembros. Le costó un poco pero lo logró.

-Bien... Venga vamos -le animó Gri ayudándole a levantarse y a andar- ¡Eh! ¡Lo encontré, está bien!

Gri recojió sus equipajes. Justo entonces todos oyeron un aullido provinente de algun lugar entre las montañas. Le respondieron más aullidos. Eran horribles gritos que parecían expresar todos los males.

-¡Por todos los dioses! -exclamó el enano- ¡¿Qué diablos es eso?!

-¡Parecen lobos! -dijo Pachi.

-¡Sea lo que sea estamos en su terreno! -dijo la elfa- ¡Salgamos de aquí!

-¡¿Y nosotros que?! -gritó Gri.

-¡Continuad siguiendo la pared por la misma dirección! -gritó Pachi- ¡Mirad de encontrar algun lugar para subir!

-¡Venga Fulmuën! ¡Sigueme!

Empezaron a correr paralelos a la pared estando atentos de oir los pasos de sus amigos encima de ellos. Se encontraban con charcas de barro y el frío les hacia mella. Los aullidos estaban cada vez más cerca de ellos.

Pasaron un buen rato así. Los perseguidores estaban muy cerca. El elfo y el humano empezaron a notar cómo el terreno hiba subiendo y se esperanzaron.

Y aún más contentos se pusieron cuando llegaron otra vez a arriba. Siguieron corriendo por un estrecho camino que estaba rodeado por rocas

-¡Hemos vuelto a subir! -exclamó Gri.

Se extraño al no oir su própio eco pero aún más de no recibir respuesta.

-Paremos un momento... -le ordenó al elfo- ¿Oies algo?

-No...

Se quedaron en silencio. Sentían los pasos de sus amigos pero cómo algo muy, muy lejano, casi imperceptible.

-¡¿Pachi?! ¿¡Larenlië?! ¿¡Zorim?! ¿¡Dónde estáis?!

Les llegó una respuesta muy lejana de alguno de ellos que no supieron descifrar.

Pero de repente oyeron un rugido muy cercano a sus espaldas. Una de aquellas bestias debía haberles seguido.

-¡Corre!

Huyeron de aquel ser por los laberinticos caminos que se entrecruzaban. Ya no sabían a dónde hiban. Sólo querían escapar de aquel perseguidor. Unos rápidos pasos se les acercaban.

Se quedaron horrorizados. El camino moría en un callejón sin salida.

-¡Mierda! -maldeció Gri.

Se guiraron. Delante de ellos ácababa de llegar un enorme lobo. Gri había visto lobos quando vivió en el Valle eran seres salvajes pero inofensivos excepto si estabas en su territorio pero aquel lobo era muy diferente.

Debía ser el doble de grande que uno de normal, de pelaje negro como el carbón y muy denso. Su boca babeaba espuma y una pegajosa saliva. Sus brillantes ojos estaban teñidos de sangre. Pero lo más terrible era el aura que emmanaba, algo malo le rodeaba.

Les enseñó los colmillos y gruñó. Acto seguido tiró la cabeza hacia atrás y aulló con fiereza. Le respondieron dos aullidos muy próximos. Al cabo de pocos instantes, dos lobos más habían llegado a su lado, gruñendo a los magos.

Gri desenfundó su espada y se protegió con el escudo mientras que Fulmuën se puso su cuchillo en la boca, cargó una flecha en su arco y la soltó.

Se hundió en el ojo de el primer lobo pero éste solamente gimió un poco y se sacó con una zarpa el proyectil. La herida se sanó. Comprendieron entonces que esos no eran lobos corrientes.

-¡Fuera de aquí alimañas! -imperó el humano.

Las fieras soltaron unos gruñidos que al joven le parecieron que querían ser unas carcajadas. Soltaron más aullidos triunfales, flexionaron las piernas y se lanzaron sobre las presas.

Dos de ellos se lanzaron contra Gri que se defendía con su redoma. Otra felcha del elfo se clavó en el pecho del tercero pero tampoco le dañó.

El humano le cortó una pierna a uno de ellos pero le volvió a crecer al cabo de poco. El otro lobo aprobechó el instante en que estuvo desprotegidoo para lanzarle un zarpazo.

Gri salió volando e impactó contra una roca. Uno de los lobos saltó encima de él. Sintió la presión sobre su pecho. Las mandíbulas del animal se empezaron a cerrar alrededor de su cuello, destilando una fuerte peste. Pero el otro no se dió por vencido y le agarró los colmillos.

Empezó a perder fuerzas cuando el lobo caió hacia un lado. Gri vió que Pachi estaba agarrado en su lomo blandiendo su espada. El animal intentaba zafarse de él. Otro lobo fue a socorrerlo.

Gri se levantó, saltó sobre ese otro y hundió el hierro en su espinada. Sólo durante un momento miró a su alrededor para ver a Larenlië y a Zorim como les ayudaban

Pachi aprovechó una distracción de su rival para hendirle la espada dentro de su garganta. No fue lo bastante rápido. El lobo cerró sus dientes sobre su brazo antes de que pudiera sacarlo.

Rugióó de dolor. Sentía cómo los colmillos se desgarraban su carne y llegaban a los huesos. Intentó sacar el brazo antes de que le arrancara de cuajo pero no podía.

De pronto el lobo gimió y cayó a sus piés, muerto. Pachi sacó su brazo y descubrió que el animal tenía una flecha clavada en el costado que humeaba.

El lobo que atacaba a Fulmuën recibió la misma suerte. El tercero, acobardado, huyó en la oscuridad.

Pachi se derrumbó al suelo. Los otros fueron a socorrerlo.

-¡Pachi! ¡¿Estás bien?! -preguntó Gri.

-No demasiado... -dijo el otro descubriendose la herida.

En su antebrazo se veían las dos marcas de los colmillos.

Entonces entraron en el camino un grupo de sombras que llevaban arcos y les apuntaban a ellos.

-Amba-má... -dijo uno de ellos con una voz muy musical.

domingo, 30 de noviembre de 2008

LA CIUDAD FANTASMA

El episodio 9:

Capítulo 9: LA CIUDAD FANTASMA

Al despertar a la mañana siguiente nuestros viajeros se prepararon y marcharon junto al capitán y cinco hombres más a explorar aquella ruinosa ciudad.

Fueron recorriendo las desoladas calles. Pronto Fulmuën se dió quenta de algo:

-Maestra, mire estas paredes.

Todos se acercaron a lo que señalaba. En una pared de una casa se vislumbraban unas manchas negras.

-Quemadas. -dijo Zorim- esta casa fue quemada.

Empezaron a mirar con mas detenimiento los edificios de alrededor. Todos tenian aquellas quemadas e incluso algunos mostraban aún algunos trozos de vigas de madera enegrecidas por el fuego.

-Parece que esta ciudad fue un horno. -dijo un hombre.


-Si, y ya nada crece aqui. -se fijó Larenlië- Esta ciudad debió ser muy bella.

A medida que exploravan la ciudad descubrieron que estaba muy bien ordenada. Las amplias calles daban a unas circulares plazas. Habia incluso rastros de infraestructuras tales como fuentes, aqueductos, alcantarillados... Hasta encontraron los restos de un jardí público pero todos los arboles y todo lo que allí floreció ahora estaba marchito.

Ya llevaban rato andando por allí quando llegaron a una de aquellas plazas. En el centro habia un bloque y una estatua de alguien encima de él. Los quatro magos fueron a observarla.


La estatua estaba bastante demacrada por los años pero mostraba a un erguido elfo ya que le delataban sus picudas orejas.

-En definitiva estamos en el sitio correcto, es un elfo. -baticinó Gri.

-Creo que era una elfa por sus senos pero alguien le destrozó la cara. Fijaos, se pueden ver golpes de un pique.

-Era una reina... -dijo Larenlië- Lleva corona además en el pedestal parecen haber unas inscripciones... parecen en élfico antíguo... "ANALTA TÁRI HILMERONIË, HERI ID FANCHOAl"

-¿Que significa? -preguntó el capitán.


-En honor de la sobirana Hilmeronië, Señora de Fanchoal. -respondió Fulmuën.

-Así que esta ciudad se lla...

Gri no pudo acabar la frase pues un halarido de dolor les sobresaltó.

Uno de los marineros cayó al suelo con un dardo clavado en su espalda, muerto. Miraron de dónde provenía el disparo. De allí salieron más flechas.

-¡A cubierto!

Rapidamente todos corrieron a protegerse detrás del pedestal. Otra flecha alcanzó a otro hombre. Desenfundaron sus armas. Larenlië sacó un poco su cabeza y vió que los disparos venían de detrás delos muros semideruiïdos de un edificio y los atacantes parecían tener bastante puntería. Aún así no consiguió verlos.

Se oyeron unos gritos de guerra. Aunque todos tenían cierta musicalidad eran parecidos a los chillidos de una hiena. Quando la elfa volvió a mirar vió que un grupo de unos veinte humanoides se dirigian hacia ellos, corriendo como locos, empuñando unas largas lanzas, sables o arcos. Se protegían con unos grandes escudos y armaduras que les cubrian casi todo el cuerpo. Todo ello mostraba signos de vejez y oxidación.

-¡Preparaos para luchar! -gritó la elfa.

Los exploradores salieron de su escondite blandiendo sus armas.

Fulmuën y todos los que llevaban armas de fuego dispararon. Alcanzaron a seis.
Los dos grupos chocaron. Los atacantes luchaban con fluidez de movimentos. Gri le rebanó la cabeza a uno de ellos pero fue atacado por dos más. Pachi combatia con uno de especialmente alto. Larenlië matenía a raya a otros cuatro y el resto luchaba con fiereza.

Zorim aplastó a uno de ellos. Se giró. Delante de él vió a un enemigo que dirigía su espada hacia él. No tuvo tiempo de parar el golpe pero el atacante gimió y cayó al suelo, con una flecha en su espalda. El enano miró a Fulmuën, su salvador, e hizo un gesto de agradezimiento un poco hosco.

Al fin los atacantes huyeron por dónde habían venido.

-¡Rápido, que no escapen! -gritó Gri.

Los dos magos y la elfa empezaro a correr detrás de ellos. Los enemigos se perdieron entre las piedras.

-¡Separemo-nos, pero sin ir lejos! -propuso Pachi.

Y así lo hicieron. Gri empezó a recorrer por lo que fue una calle.

De pronto hoyó un ruido a su izquierda. Rápidamente se puso en guárdia, estudiando todo lo que veía. Provenía de una estrecha casa. Entró con lentitud.

Las paredes internas ya casi se habían derrumbado todas igual que los pisos superiores. Gri vió que en el fondo había una figura tumbada, apoyada contra la pared.

Se acercó con cautela. Llevaba un montón de placas que le protegían de los golpes, también en la tumbada cabeza.

Gri respiró hondo y acercó su mano izquierda hacia el casco y rápidamente se lo quitó. Se quedó paralizado, sólo era un blanco cráneo.

Quando se giró para largarse no tuvo tiempo de reaccionar. Su rival le lanzó un golpe con su lanza. Gri aulló de dolor por la punzada que sentía en el abdomen. El joven levantó su espada. Le descargó un golpe y le cortó el cuello.

Se miró en dónde le había alcanzado. Por suerte la lanza no había penetrado demasiado en su carne. Respiró aliviado y se sacó la punta.

Antes de marcharse, pero, quiso ver la tapada cara del caído. Le sacó el casco. No cabía de asombro. Era un elfo.

Lo observó con más detenimiento. Tenía la piel muy pálida, de un tono gris. Unos cabellos blancos cómo la nieve. Por el resto parecíaun elfo normal excepto por sus ojos muertos. Eran azules y con el blanco enrojecido, de rábia quizás.

Decidió que ya había visto demasiado y se largo por dónde había venido.

Llegó a la plaza. Todos ya estaban allí. Vió que otro marinero había murto durante el combate.

-¡Ah, Gri! -dijo con alivio Zorim- ¿Has pillado a alguno?

-Uno me a atacado y no podrá contarselo a nadie... Me ha herido, pero no es nada grave. ¿Y vosotros? ¿Habéis visto que són?

-Se nos han escapado y no les hemos visto la cara. Ahora queríamos mirar estos...

-No hará falta yo si que lo he visto, son elfos.

-¡¿Qué?! -exclamó Larenlië.

-Si no me creéis miradlo vosotros mismos.

Le sacaron el casco a uno de ellos.

-Es cierto... -reconoció la elfa- Pero no son elfos corrientes.

-¿Pues q-qué... -dijo con dificultad Gri.

Todos lo miraron. El joven se sentía muy mal y los otros se dieron quenta.

-Gri, ¿Te encuentras bien? -preguntó Pachi.


Aquellas palabras le llegaron lejanas. Estaba muy pálido y temblaba. Un sudor frío recorría su espalda. Perdía la visión por momentos.


Entonces, ya ciego, se derrumbó al suelo. Lo último que hoyó antes de desmayarse fue el grito de Larenlië que resonaba muy mortecino.


Abrió los ojos. Sólo veía manchas grises que se movían. Con el rato su vista se agudizó lo suficiente como para ver a una borrosa Larenlië sentada a su lado, observándolo.


-Pachi... Gri... despertado... -hoyó con dificultad Gri.


Vió que otra borrosa figura se acercaba, Pachi.

-Gri... Gri...

El joven empezó a delirar y volvió a quedar inconsciente.


Pachi miró a Larenlië:

-Al menos sigue vivo... Esa herida.


-Lo han envenenado, sin duda. -dijo la elfa- Se que está hecha con plantas ¿Pero que debe contener?

-No lo sé pero debemos darnos prisa en descubrirlo. Mis pociones sólo retrasan sus efectos.

-Y me pondré a trabajar en seguida con Fulmuën. Tenemos gran conozimiento de herbologia. -dijo con resolución Larenlië- Pachi, por favor. Ve al sitio en dónde Gri a sido herido y traeme el arma envenenada.

-Ahora voy. Continuaré la exploración. Debemos descubrir de dónde han sacado estas plantas, aún tendremos suerte.


-Será díficil, sólo hay un riachuelo cercano y ni allí crece nada.

-Quizás porqué no estamos en el mejor sitio. Bueno, me voy.


-¿A dónde?


-Tapiaremos las paredes de este astillero y organizaremos las guardias. Estamos en territorio hostil.

-Tendremos que empezar a pensar en encontrar el cuerno.


-Si y algo me dice que está en esos bosque de allí -dijo Pachi mirando por una grieta hacia el exterior.


Durante cinco días Pachi dirigió las patrullas de exploració. Recorrieron la ciudad, sin encontrar rastro alguno de los elfos pero sí más indicios de que allí se había librado una batalla, como algunos esqueletos. Larenlië y Fulmuën empezaron a analizar las muestras del veneno. Sólo consiguieron adivinar que se hacia con las hójas trituradas de perjili, pétalos machacados de una flor llamada maglonai y era mezclada en agua con otras tres plantas pero no consiguieron adivinar su fórmula. Mientras, a Gri le empeoró la enfermedad e incluso tuvo fiebres, vómitos y delirios. Aún así el joven luchaba contra todo ello.


En el anochecer del quinto día Pachi regresó con los exploradores. Larenlië estaba al lado de Gri que hablaba en susurros. Ella le miró a los ojos, esperanzada, pero en seguida vió el fracaso del humano.


Pachi ya no podía aguantar más. Sabía que Gri no tardaría en morir, lo sabía. Y supo que debía actuar ya.

Fue a ver al capitán:


-Capitán, me voy.


-¿Como?


-Que me marcho en busca de aquellos elfos. Debo descubrir como preparan el veneno.


-Como quiera señor. Le proporcionaré...


-No, iré sólo.


-Pero...


-He dicho que iré sólo. No quiero poner a más gente en peligro.


-Como quiera... pero vijile...


-No se preocupe.


Cojió su espada, la pistola, un zurrón con provisiones y se puso una capa, las noches allí eran muy frías.


Ya se hiba cuando alguien tosió a sus espalda. Era Zorim que fumaba en su pipa.


-¿Se puede saber a dónde vas?


-Voy a buscar a esos elfos.



-Dirás "vamos" a buscarlos.



-Zorim...



-No, no, no. Te aseguro que por algo hize mi juramento de estar a tu servicio. ¡Ahora no podrás sacarme del medio, humano!



-Esta bien -rió Pachi.



Soltaron unas carcajadas. El humano esperó a que el enano se preparara. Una vez listos salieron por la puerta del astillero y empezaron a recorrer las calles.



Tardaron dos horas en salir por la destruida puerta norte de la ciudad, transeversal a la playa. Hasta entonces no habian salido al exterior. Antes de continuar de avanzar miraron al cielo, que en aquel lugar era muy oscuro y buscaron la constelación del arco, que siempre aseñalaba el norte. Una vez encontrada continuaron su trayecto.



Tardaron poco en llegar al riachuelo que desembocaba en el mar. El agua casi no se movía y apestaba a podredumbre.



Una vez allí decidieron seguir la corriente en dirección contraria, hacia el este.



La tierra de su alrededor estaba desolada. Casi todo lo que allí vivió ahora estaba muerto, marchito. Lo poco de vivo que había no eran mas que malas hierba o arbustos. Cruzaban por extensas campiñas, pantanosas hondonadas y frondosos bosques, siempre atentos.



Fue a la media noche cuando alviraron desde un grupo de árboles unos montícilos de piedra. Entre ellos se apreciaba una mortecina luz anaranjada.



-Parece que hemos llegado... -susurró Pachi.



-Si... ¿Que?... vamos -se animó Zorim.



-Espera... debemos ir con cautela... cubramos-nos con la capucha... atento y silencio ahora...



Una vez bien camuflados y listos para atacar. Empezaron a arrastrarse por el suelo con mucha lentitud. Media hora después sólo habian recorrido veinte metros de los cincuenta que les quedaban.



Al cabo de una hora llegaron al pié del campamento. Vieron que un adormecido centinela que estaba escondido detrás de unas rocas pero que no les veía. Aprovecharon la distracció para levantarse y andar hasta esconderse entre unas rocas. Pachi se atrevió a mirar al interior.



Estos montículos de piedras formaban un cerco defensivo. En el centro habian cuatro tiendas de pieles entre las piedras en una hogera central. Además de aquel centinela había otro justo en el otro lado. Pachi se giró hacia Zorim:



-¿Que te parece? ¿Les damos una visita?



-Encantado -dijo el otro.



Pachi asintió y saltó hacia dentro. Disparó al sorprendido centinela. El otro gritó alarma. El humano agarró una lanza del caido y la lanzo contra el otro. Lo silenció.



Todos los otros miembros salieron de sus tiendas, confundidos. Los dos atacantes aprovecharon. Saltaron sobre ellos. Eran una quinzena. Mataron a tres de ellos. Pero cómo no estaban preparados para luchar salieron corriendo a los pocos minutos de combate.



-¡Vamos Zorim! ¡Mira en esa tienda!



-¿El que?



-Mira si hay alguna hierba. Si la hay cojela.



El enano obedeció. Pachi entró en una de las tiendas. No había nada. Miró en la segunda. Tampoco. En la tercera tuvo suerte.



-¡Aqui, Zorim! ¡Vengua, volverán de un momento a otro!



El enano entró y le ayudo a poner las hierbas que colgaban del techo en el macuto. Una vez lleno salieron pitando del lugar, por donde habian venido


Al parecer los elfos tardaron en volver y una vez allí también en organizarse y salir en su persecución.


Esta vez volvieron corriendo por lo que en lugar de tardar tres horas sólo tardaron una hora i media. pero quando ya estaban cerca de la ciudad hoyeron los gritos de guerra de los elfos.


-¡Venga Zorim, ya hemos llegado! -le animó el mago.


Al enano le costaba mucho seguir al otro. Aún ser muy fuerte sus cortas patas le limitaban su rapidez.


Entraron por la puerta. Los perseguidores estaban a unos treinta metros. Recorrieron las calles. Hiban acortando distáncias.


Al fin llegaron al astillero. Los enemigos estaban a diez metros.


-¡Cubrídnos! ¡Abrid las puertas! -gritó Pachi a los de el interior.

El capitán acató la orden.


-¡Venga muchachos! ¡Disparad!


Los hombres abrieron fuego. Una ráfaga de balas impacto contra los elfos. Casi todos caieron víctimas. Los pocos supervivientes huyeron entre las sombras, acobardados por el fuego.


Pachi y Zorim entraron en el astillero. Salieron a recibirlos el capitán y algunos hombres:

-¿Habéis encontrado algo?

-Les hemos robado unas hierbas.

Fueron en dónde Gri estaba alojado. Fulmuën estaba investigando el veneno y Larenlië seguía allí, velando al humano. Levantó los ojos y esta vezvió un rayo de luz en los de Pachi. Éste le dió la hierbas. La mujer se lo agradeció con sinceridad.

-No le quedan muchas noches... -dijo ella.

-Pero si la vida...

Los dos elfos se pusieron a trabajar. Durante dos días Pachi ayudó al paciente mientras los otros se pusieron a investigar, absortos en el trabajo. Al siguiente día Larenlië les contó su descubrimiento a Pachi y a Zorim:

-¡Lo logramos! Ya sabemos cómo se mezaclan las plantas y cómo contraresar sus efectos.

-¿De verdad? -dijo con excitación el humano.

-Si y ahora nos pondremos a trabajar en ello.

-Bien... -dijo el enano.

Pasaron unas quantas horas y al fin la elfa y su aprendiz volvieron con un cuenco que contenía un líquido azulado.

-Espero que funcione... -dijo Pachi.

-Funcionará, es un tónico bastante efectivo -dijo convencida la elfa- Ayudame ahora. Levántale un poco la cabeza.

El joven obedeció. Luego Larenlië acercó el cuenco a los morados labios de Gri y hechó el cuenco con lentitud. El maltrecho humano empezó a tragárselo. Una vez consumido esperaron. Al cabo de unos minutos observaron que recuperaba tonalidad en la piel y empezaba a moverse un poco.

-¡Funciona! -exclamó el enano.

Al día siguiente volvieron a aplicarle aquela pócima. Mejoró notablemente, abría los ojos, hablaba un poco, recuperaba movimiento y fuerza... Tres días después empezó a levantarse y a moverse. Y al día siguiente ya estaba listo para ir en busca del cuerno...

sábado, 29 de noviembre de 2008

¡TIERRA A LA VISTA!

El chapter 8:

Capítulo 8: ¡TIERRA A LA VISTA!

A la mañana siguiente se despertaron cansados pero tuvieron que reparar las desperfecciones que haún sufría el Slugh después de aquella horrible tormenta. Antes, pero, hicieron un corto homenaje a los cuatro hombres desaparecidos ayier. Gri y Pachi se sentían mal porqué no habian podido salvar a aquellos marineros que perecieron durante la tormenta.

La travesia duro un par de semanas más sin ninguna novedad. A excepción de que ahora hacia un inusual y sofocante calor. Todos lo pasaron realmente mal e incluso algunos hombres sufrieron insolación. Sólo les alegraban los grupos de curiosos delfines que de vez en cuando se acercaban al buque y hacian acrobacias por las aguas cristalinas.

Un dia de la tercera semana Fulmuën subió un poco antes de que asomaran los primeros rayos del sol al palo mayor a vijilar. Hacía días que sentía una extraña sensación de algo que formaba parte de él pero que no se manifestaba, una sensación de algo familiar pero a la vez desconocido. Al parecer su maestra tambiën sufría eso.

Respiró el aire marino intentandó aliviarse quando esa sensación creció de prontó. Miró al este sin ver nada aún a sabiendas de que allí había algo.

-¡Tierra a la vista! -gritó el elfo.

Todos salieron a la cubierta, excitados. Miraaron al este pero nadie vió nada.

-Pues yo no veo nada. -decían los hombres.

Pero Larenlië no opinó lo mismo:

-Si... ya hemos llegado...

-Pero no hay nada -dijo Gri.

-Esperemos y lo veréis.

Se quedaron allí, en silencio, un largo rato observando. El claro cielo ya contrastaba con el mar azul. Pero nada.

Entonces, quando asomó el primer rayo del sol, por el uniforme horizonte se recortó una pequeña protuberancia. Al cabo de un rato esa protuberancia estaba más definida y parecía ser muy grande.

Los hombres gritaron de alegría. Acababan de hacer un hito unico. Una azaña única. Al fin habían llegado.

Así los marineros trabajaron con motivación y energía para llegar lo antes posible. Tardaron dos días en llegar a las costas. Mientras las recorrían para buscar algun buen sitio para desembarcar y carenar el barco se fijaron en aquella tierra.

Era una isla enorme. No alcanzaban a ver que amplitud tenía. Era una isla de blancas playas, frondosos bosques, altas montañas. Pero algo malo impergnaba aquella atmósfera que todos notaron. Los delfines ya no les seguían. En las aguas había una inusual cantidad de algas muertas. El agua era más densa ya sin su azul color. Algo oscuro se movía por las quietas aguas. El viento no soplaba. El sol era anormalmente grande y rojo. Hacia mucho calor. Pero sabían que estaban en el sitio correcto.

Los dos magos fueron a ver a la elfa:

-Larenlië... -advirtió Gri- Esto no me gusta nada...

-Algo perturba esta isla y enegrece nuestros corazones. -dijo Pachi.

-Lo sé. Recordad lo que dijo el Gran Mago. Dijo que lo que encontraramos puede que no nos gustara.

-En cualquier caso tenemos que ir con pies de plomo -avisó Pachi- Ay algo... No sé pero creo que no estamos solos...

Al cabo de media hora encontraron una extensa bahía y Fulmuën avistó algo en ella.

-¡Una ciudad! ¡Hay una ciudad!

El capitán ojeó por el catalejo y se lo mostró a los pasajeros.Era una ciudad blanca que se encontraba a la otra punta de la bahía. Al acercarse más Larenlië dijo:

-No hay nadie allí, es una ciudad fantasma.

-Vaya, es élfica ¿no? -preguntó Gri.

-Eso parece. Al menos la arquitectura es parecida aunque muy primitiva pero está muy ruinosa.

-Podríamos atracar aquí -opinó Pachi- ¿No le parece, capitán?

-Si, esperemos que esa ciudad tenga un astillero, nos iria bien.

-Primero será mejor que un grupo desembarque para explorarla.

-Por supuesto, enviaré a mis hombres...

-No hará falta capitán ya iremos nosotros -le interrumpió Gri.

-Como quieran pero déjeme que les acompañen dos de mis hombres.

Prepararon un pequeño bote de remos de reserva. Todos los pasajeros y los dos marineros embarcaron y fueron remando hacia el sitio, todos armados.

Se trataba de una ciudad portuaria llena de embarcaderos de piedra. Estaba construida en una extraña piedra blanquezina que habia perdido gran parte de su brillo, y aún se apreciaban un poco que habia sido recubierta con cal. Los edificios estaba cercados por una alta muralla. A Gri le hizo pensar en la antigua ciudad de Altaim, en Orvingut. Era todo runa.

Fueron a uno de los embarcaderos, amarraron el bote y desembarcaron. Dejaron a uno de los marineros al cargo del bote y el resto se fue a inspecionar.

Recorrieron el paseo marítimo buscando un astillero. No encontraron signos de vida pero aquella sensación no se hiba. Al fin lo encontraron, un gran edificio con varia rampas que daban al agua.

Volvieron al barco e informaron al capitán. Luego el Slugh se dirigió allí y atracó delante delas rampas. Decargaron todo lo que pudieron y con la ayuda de unas cadenas del edificio arrastraron al barco a dentro. Depués lo aguantaron con la ayuda de unas bigas.

Decidieron que montarían el campamento allí ya que era un sitio muy fresco y amplio. Cuando ya lo tuvieron todo montado fueron a dormir.

lunes, 10 de noviembre de 2008

UN DÍA SOLEADO


El séptimo:


Capítulo 7: UN DÍA SOLEADO

Despues del incidente, aquella misma noche, el Slugh giró esta vez en dirección sudeste, para volver a la ruta inicial. Durante las siguientes horas sortearon más de uno de aquellos terribles icebergs.

Pero a la mañana siguiente se levantaron con otro sobresalto. Delante de ellos, a pocos quilòmetros, se había formado otra tormenta.

-¡Maldita sea! -maldidció el capitán.


-¿Podemos esquivarla? -preguntó Pachi.


-No, esta vez no. Esta demasiado cerca. Rezemos porqué los dioses tengan piedad de nosotros pues tendremos que cruzarla...

Cuando el barco empezó a travesarla en un principio sólo les atacó una ligera lluvia. Acontecieron asi casi todo el dia y lo aprovecharon para cerrar y reforzar las escotillas y las brechas que pudiera haber ya que sabian que eso sólo era el principio.

Pero en la negra noche todo canvió. Empezaron a surcar olas un poco altas y a soplar un fuerte viento que hacia que el barco canviase de dirección. Pero luego la cosa se complicó aun más. Empezó una tormenta eléctrica. Los luminosos rayos y los ruidosos truenos atacaban a unas colosales olas que crecian sin parar.

El barco se balanceaba entre aquellas montañas de agua. Daba la sensación de que cuando estaban en la cima de aquellas olas podrian tocar el cielo. Pero luego bajaban casi hasta pisar el fondo marino. El agua entraba por la cubierta. Los marineros que bombeaban la bomba para extraer el agua trabajaban sin parar, hasta el agotamiento.

Casi no avanzaban. Se podría decir que lo que hacian era impedir que la corriente se los llevara y no se los tragara el enfurecido océano. Y entonces el capitán tomó una decisión y fue a informar al contramaestre, para ser hoydo era necesario gritar:

-¡Recoged las velas! ¡El viento no hace más que entorpecernos!

-¡Si señor!


El hombre ordenó a unos quantos hombres que se subieran al trinquete y al palo mayor y ejecutaran la orden. Los viajeros estaban en la cubierta, Zorim vomitando como un loco, y los dos humanos también decidieron subir para ayudarlos. La elfa tuvo que quedarse para retener a su aprendiz de hacer lo mismo.

Subieron al palo mayor y comenzaron con la vela de más abajo, junto a los otros marineros. Se agarraban con las manos a la tela y se sostenían gracias a una cuerda en donde ponian los pies. Luego fueron tirando la vela hacia ellos hasta recojerla y atarla. Esto les llevó un buen rato. Siguieron con la segunda vela de arriba y luego empezaron con la tercera y última.

Entonces la corriente que seguía el barco se cruzaba con otra corriente en donde las olas se colisionaban. Y cuando el Slugh entró en esta encruzijada el choque de olas fue impresionante. El bergantin sufrió una fuerte sacudida. Los marineros apostados en los palos tuvieron que agarrarse con fuerza para no caer. Gri y Pachi oyeron un chasquido. De pronto caieron. La cuerda habia cedido por el peso pero consiguieron agarrarse a las velas. Los otros hombres no tuvieron tanta suerte y se precipitaron al vacio, chillando. Las olas se los tragaron. Ambos magos contemplaron, impotentes, como morian.

Una repentina rafaga d viento azotó las velas. Al no tener soporte para los pies no pudieron con la fuerza y la vela se levantó. Se batía con furia cual pajaro bate sus alas. Estuvieron a tiempo de cojerse con fuerza al palo pues el vento se llevó aquella tela.

Lentamente avanzaron hacia el palo y bajaron por la cuerda-escalera hasta la cubierta.

Los elfos y el enano corrieron a socorerrlos:



-¡Gri, Pachi! ¡¿Estáis bien?! -exclamó la elfa.

-Si... pero aquellos hombres no... -dijo Pachi.



Fueron al puente de mando para hablar con el capitán.

-¡Por los dioses! ¿Como estáis?

-Bien, pero hemos perdido demasiado.

-¡No os preocuéis! ¡Id a descansar!

-No. -dijo Gri- Nos quedaremos aqui para ayudar. ¿Hay alguna brecha?

-Si, en la cubierta inferior hay varias.

-Entonce que Fulmuën vaya a ayudarlos -imperó Larenlië- I será mejor que Zorim lo acompañe. Yo de mientras subire al palo mayor y haré de grumete

El enano agradeció la observación y se fue con el elfo.

-Tened cuidado, mi señora -dijo el capitán- El barco se balancea mucho y la visibilidad es casi nula.

-No se preocupe, se cuidarme y tengo buena vista.

Diciendo esto trepó como una ardilla hasta la cima. Gri y Pachi sustituieron a los exaustos hombres encargados de bombear. De vez en cuando la elfa vajaba para informar el capitán de los cambios de corriente que había más adelante con lo que pudieron aprovecharse de ello.

Durante una eterna hora el Slugh prosiguió aquel camino. Luego la tempestad amainó un poco y al cabo de una hora ya habian salido de ella.

Todos respiraron aliviados. Habían escapado.

Bombearon un rato más para sacar todo el agua que se habia filtrado y acabaron de cerraro las grietas. Seguidamente, mirando la brújula, giraron el barco hacia babor, pues estaban en dirección sur, y la mantuvieron. Finalmente fueron a dormir, aliviados de su fortuna. Sobretodo Zorim...

sábado, 8 de noviembre de 2008

DE CALOR A FRÍO

El sexto capítulo:

CAPÍTULO 6: DE CALOR A FRÍO

El Slugh fue en dirección noreste durante cinco dias. Ahora eran veinticuatro en total.

En el sexto dia el aburrido Fulmuën, que trabajaba como grumete en el palo mayor como castigo, divisó un trozito un trozito de tierra.

-¡Tierra a la vista! -gritó a pleno pulmón.

El capitán del barco observó con el catalejo la isla a la que se dirigían, la Isla de del Agua.

El Slugh ancoró al lado de una cala llena de dunas aprovechando la marea alta. Desenbarcaron todo el cargamento, lo juntaron y lo taparon con unas velas de repuesto. Esto les serviría para que se conservaran.

Mientras Zorim estiraba las piernas. Los magos preguntaron por todo aquello. El capitán les contó que lo que hacían era para poder carenar el barco, es decir, sacar las algas que se hubieran pegado en el casco, canviar tablones podridos etc.

Al cabo de unas horas la marea bajó y entonces el barco quedó descubierto sobre la arena de la playa. Los marineros aprovecharon para apuntalarlo con troncos de árbloes que habían cortado. Luego acercaron al casco unas plataformas, hechas también de troncos, los marineros se subieron a ellas y empezaron a raspar la parte baja del buque, llena de algas.

Durante doce dias estuvieron haciendo esta faena. Pachi, Zorim y Gri ayudaron en esta tarea. A éste último le esnseñaron a nadar. Al terminarla en el último día recubrieron la parte baja del buque con una mezcla de grasa y sofre, que hacia muy mal olor. También aprovecharon para canviarar los tablones podridos o los que habian sido destruidos durante el ataque pirata. Algunos marineros se dedicaron a conseguir comida, pescado, o madera.

Gri y Pachi estaban hablando con el capitán acerca del resto del viaje pero este desconocía, al igual que el resto del mundo, lo que encontrarían. Entonces a Gri le vino una pregunta a la cabeza:

-Disculpe capitán. ¿Tendremos suficiente agua para el resto del viaje?

El hombre se quedó sin saber que decir. Estaba claro que no había pensado en ésto.

-Bueno... Pues... Llevamos suficiente agua para un mes. Además confiamos en las lluvias...

-Si pero puede que no sea suficiente ¿Y por qué esta isla la llaman la del agua? Yo no he visto nada más que arena.

-No lo sé. Los marineros conocemos esa isla porque aqui los piratas del norte para a veces para arreglar sus barcos pero nadie sabe el por qué...

Dejaron el tema en el aire. El capitán prometió meditar el problema.

Los dos jovenes, junto con Fulmuën que quería perder de vista a su maestra, decidieron ir a pasear.

Fueron por la isla discutiendo el tema. Subieron por una duna especialmente alta. De pronto Pachi se paró en seco.

-Eso es...

-¿El qué?

-¡Ya se porqué la llaman la Isla del Agua! ¡Aha! ¡Mira! -aseñalo Pachi.


Los otros dos miraron hacia delante. Allí se extendía una hondonada. Esta estaba llena de unas plantas que nunca habían visto, cactus.

-¿Que son esas cosas? -preguntó el elfo.

-Son unas plantas llamadas cactus -explicó Pachi- La he estudiado, crecen en lugares secos en dónde no abunda el agua. Pero lo que hacen es que la poca que consiguen la guardan en su interior, pudiendo resistir mucho tiempo. Ahora entiendo el nombre.

Fueron a contárselo todo al capitán. Éste les consiguió unos quantos hombres y un montón de barriles vacíos.

Volvieron a la hondonada y cortaron bastantes cactus luego los exprimian y de ellos chorreaban el preciado líquido. Una vez llenados los volvieron a traer al campamento.

Así el día siguiente el barco zarpó, aprovechando la marea alta. Esta vez hiban en dirección este.

Los vientos no soplaron demasiado y el Slugh no navegó demasiado rápido. Durante dos dias la cosa fue normal. Pero en el tercero los ojos de Fulmuën avistaron algo en en el cielo del este.

-¡Capitán! ¡Capitán!

-¡¡¿Qué?!

-¡Se está formando una nube allí en el este! -señaló el elfo.

El capitán lo observó peró no hizo mucho caso. Pero al cabo de dos horas la nube había crecido. Y el elfo volvió a llamar al capitán. Esta vez el hombre reparó más en la nube y se alarmó al ver que se aproximaba hacia ellos. Una tormenta.

El capitán se reunió con sus dos oficiales y los viajeros.

-¿Que debemos hacer? -les preguntó- La tormenta viene justo hacia nosotros. Además los vientos no soplan a nuestro favor por lo que tardaríamos mucho tiempo si la cruzaramos. Tenemos que canviar de dirección y luego retomarla.

Los dos oficiales estuvieron de acuerdo.

-¿Y ustedes? -les preguntó el capitán.

Pachi tardó un poco en responder:

-Estamos de acuerdo...

-Bien...

El capitán lanzó la voz de virar a babor. Asi el Slugh fue en dirección norte ya que se rumoreaba que por alli habian algunas islas o incluso continentes. El único problema era que estaban cerca de las ciudades piratas.

Durante tres días fueron paral·lelos a la tormenta y esta estuvo a punto de alcanzarlos pero a fin se salieron con la suya sólo que ahora estaban un poco perdidos en unas aguas desconocidas.

En esta parte de Océano del Oro se percataron de que hacía un poco de frío y en la tranquila noche del cuarto día hicieron un desafortunado descubrimiento.

Aquella oscura noche no había luna en el cielo y unas nubes tapaban las estrellas por lo que la visivilidad era bastante precaria.

El grumete que hacia el turno de noche estaba un poco dormido y tardó bastante en darse quenta de lo que le venía de caras. Cuándo lo vió se asusto y gritó alarmado:

-¡Una roca! ¡Viene una roca flotante!

El timonel y el segundo oficial, los unicos que hacian guárdia, se lo tomaron cómo una broma. Pero cuando miraron hacia la proa vieron que el grumete no mentía. Una roca blanca dos veces superior a la altura del casco del bergantín estaba plantada delante del barco, a unos cincuenta metros, y se movía.

-¡Por todos los mares! ¡Vira a estribor! -ordenó el atemorizado oficial.

El timonel obedeció al acto y ambos lo guiraron. El Slugh empezó a girar con rapidez. Parecía que hiban a esquivarla.

Gri estaba durmiendo con tranquilidad en su hamaca, junto al resto de la tripulación. De pronto todo el barco sufrió una sacudida. El joven cayó de bruces al suelo. Se levantó deprisa, como el resto de neguitosos hombres, y subieron a cubierta.

Lo que vieron fue impresionante. A babor del barco había una roca blanca. Estaba muy cerca de ellos pero no lo suficiente cómo para darles un golpe.

Gri fue hacia la barandilla y observó a la roca el tiempo que paso por delante de él. Aun que no llegaba a tocarla si podía sentir que desprendía frío. Desenfundó su espada y golpeó a la roca con ella. Luego toco los restos de aquel material que habían quedado en el hierro y descubrió lo que sospechaba.

-Hielo... es sólo hielo...

-¿Que ocurre? -le preguntó Larenlië.

-Esta roca es de hielo...

-¿De hielo?

-Si. No me imaginaba que en los mares hubiesen rocas flotantes -dijo mirando al capitán.

-Sólo he oido hablar muy poco de ellas -dijo el capitán-Los llaman témpanos de hielo. Son pequeños trozos de enormes glaciares flotantes que se deprenden.

-No estaba tan cerca cómo para tocarnos...

-Eso es porqué sólo una pequeña parte de él sobresale a la superfície.

-¡Entonces puede haber dañado el casco!

-Puede ser ¡Farn! ¡Ve a mirar que no haya daños! Hemos entrado en aguas heladas...

El hombre obedeció. De mientras el segundo oficial les relató el incidente. Cuando volvió les informó de que había una pequeña fisura. El carpintero se puso a trabajar en ello.

El resto ya volvía a sus camarotes cuando un hombre exclamó:

-¡Eh, mirad! ¡Allí!

Todos se giraron hacia el horizonte del norte. Lo que vieron les dejo sin habla.

Allí se encontraban unas nubes muy extrañas. Brillaban con luz propia, una luz fluorescente verde y roja. Parecían difusas y que se fueran a caer al agua. Era maravilloso.

Pero algunos marineros empezaron a rezar a los dioses pues no confiaban en ellas.

-Tranquilos... Se lo que es... -les calmó Pachi- Es una aurora, en este caso boreal. Son unas nubes de energia que se concentran de vez en cuando en los polos de nuestro mundo. Mientras no nos acerquemos a ellas no tenemos nada que temer.

Pero uno de los hombres replicó:

-Estas aguas estan malditas.

-Puede...

viernes, 7 de noviembre de 2008

LA DIMENSION DEL MAS ALLÁ

Este relato no es mio sino de Pere (el director de peguda).

Va de un lio entre dos dimensiones. Los personajes estan basados en personajes reales de la clase de Pere.

Por cierto: Disculpad las multiples faltas de ortografia. Si lo leeis en voz alta a cada voz hacedla con un timbre diferente. Seguro k pasaras un buen rato


Capitulo 1:

En una dimensión muy lejana por no decir que esta aquí al lado se encontraba un niño que se aburría todo el día, no tenia nada que hacer pero un buen día cuando estaba jugando en el granero, se encontró con un ratón medio muerto, el niño al verlo se sorprendió, pero luego se acercó a el, entonces el ratón miró el niño.

-Ayuda-dijo el animal con voz débil y floja.

El niño se volvió a sorprender al ver que el ratón había hablado.
El niño sin pensárselo dos veces lo cogió con cuidado y se lo llevo con su madre.

-Mama este ratón necesita ayuda, lo podemos llevar al veterinario.- dijo el niño que llevaba el ratón en la mano.

-No que es muy caro-dijo la madre.

-Lo pagare con mi dinero.- le suplicó el niño.

-Vale, pero no te voy a llevar, vas en bici.

-OK.

El niño cogió dinero y una cesta para ponerle el ratón dentro. Pero cuando fue a coger la bici se encontró que no tenia la rueda de delante, en ese momento activo su capacidad para resolver problemas rápidamente.

-Mama, ¡no tengo la rueda de delante!

-Lo siento hijo no he comprado una de nueva.

En ese momento jodio al niño que por cierto no he dicho su nombre se llamaba Juan Carlos, Juank para los amigos. En ese momento si que activo su gran potencial para resolver problemas, cogió las llaves de la moto de su padre que por cierto tenia carnet no se como no lo pensó antes. Encendió la moto y se fue lanzado hacia el veterinario. Pago el precio de la operación y en cuanto se puso bien se llevo al ratón a casa. En casa el ratón le dijo:

-Gracias por todo puedo, hacer algo por ti.

-No hace falta, pero como es que puedes hablar.

-Pues es muy fácil, yo vengo de otra dimensión, un mundo en el que todos los seres vivos de la tierra hablan español, pero estamos en tiempos difíciles la tierra es todo de un ejercito que se llama “the Black horses”.

-I que haces aquí?

-Me han mandado para buscar al héroe con su arma legendaria que se llama.

-Escalibor-interrumpio el niño.

-No, se llama Triporgo.

-Que tipo de arma es esa.

-No lo se pero me dijeron que si encontraba al héroe y el no tenia el arma al contactar con un ser de la otra dimensión se sentiría atraído a ella, pero no se notaria.

-Que raro.

-Ya pero es así.

-Ha, quieres dormir un poco.

-No, quiero comer por favor.

-Vale.

Después de comer, el ratón se durmió de sueño en medio de la habitación, por la mañana cuando se despertó se encontró encima de la cama, se acerco al escritorio y vio una nota entre los libros de insti del niño, pero el no se fijo y cogió uno de los libros que tenia delante, era viejo lo cual le extraño ya que se suponía que era del insti, pero al abrirlo vio cosas muy raras letras misteriosa que parecían fantasmas intento leer la parte mas clara que decía “L.


El ratón vio enseguida que la ele era esa redonda negra, pero de pronto algo irrumpió en la habitación pero el ratón no se dio cuenta de que algo había entrado en la habitación, pero cuando se dio cuenta ya era demasiado tarde era el niño que de golpe le dio un azote y lo mando hasta la cama, luego le grito:

-Este libro es de mi familia desde hace generaciones no tienes derecho a tocarlo!

Ya por la tarde el niño busca al ratón pero no lo encuentra se extraña que no lo encuentre, pero no puede aguantar sin preguntarle que como es que vino tan mal.

Mientras en la otra dimensión estaba el ratón con unos guardias muy raros, eran grandes llevaban la ropa chamuscada de trabajar en la fundición para hacer mas armas, llevaban el pelo largo y todos llevaban barba, las botas que llevaban eran horribles tenían agujeros por todas partes, medio quemada, con gusanos y moscas, alguno llevaba escudo o un látigo, o también alguna que otra hacha, pero lo que mas imponía era el hedor que desprendían era como si no se hubieran lavado en su vida ni tampoco haberse cambiado. Parecía que el ratón les tenia miedo porque se echaba un poco para atrás y de pronto uno de los guardias dijo “Porque no te callas”, a no es broma en realidad dijo:

-Que haces aquí, te dijimos que si no volvías con el héroe para eliminarlo no te dejaríamos medio muerto como la otra vez si no que te mataríamos.

-Perdón es que me parece que ya se quien es.

-Y como es que lo sabes.

-Tenia el libro sagrado del antiguo héroe-Dijo el ratón con voz temblorosa.

-Muy bien pequeño ratón despreciable sin nos dices donde esta el libro te perdonaremos la vida.

-Y para que queréis vosotros el libro?

-El gran rey cada vez esta mas débil, no es de extrañar dado su edad, bueno que por eso necesita el libro para invocar a los espíritus del pasado y lo rejuvenezcan para así no tener que dejar el mundo a su hijo Romero, Ikar Romero.

-Y porque le has presentado como si fuera James Bon.

-Porque es un gran fan de sus películas y ha quien no le presente así le corta la cabeza directamente sin miramientos ni pensamientos.

-Pero no queríais matar al héroe?

-Si pero la leyenda dice que para que los poderes que conseguirá nuestro gran rey con el libro sean del todo activados se han de enfrentar el y el gran héroe, si no nunca será inmortal.

-Muy interesante la historia pero vosotros no podéis ir ha buscar el libro a la otra dimensión porque el único que puede soy yo así que si me matéis nunca podréis ir a por el libro el héroe no os seguirá hasta esta dimensión para enfrentarse al gran rey, el rey no será inmortal pronto morirá, la tierra caerá en manos de Marc Vives, no lo sabrá mandar bien, reinara el caos aun mas que ahora, y haremos estallar la tierra y eso significara todos muertos. Que os parece o sea que si me matéis os matáis a vosotros, es como el dilema de Shakespeare ser o no ser, morir o no morir es vuestra elección.

-Escúchame enano ratón si no nos llevas hasta el libro mato a toda tu familia.

-Vale hay te has aclarado os llevare hasta el libro pero para cruzar de dimensión ha dimensión os tenéis que lavar y llevar ropa limpia. Vale?

-De acuerdo pero si me engañas me da igual que todos muramos te matare allí mismo. Entendido!

-Vale vale, os espero el miércoles en el templo a las tres vale?

-Vale pero como no estés te juro que removeré tierra mar y aire para encontrarte así que ya sabes.

Los guardias se van.

A las tres del miércoles siguiente el ratón esta solo en el templo preparando la ceremonia para el cambió de dimensión, cuando llegan los guardias vestidos de etiqueta porque era la primera ropa nueva que pudieron robar. Pero el ratón les puso un inconveniente, el inconveniente fue que se le había gastado todo el moco de dragón para cambiar de dimensión en el ultimo cambió de dimensión. Entonces el guardia dijo:

-Pero si aquí no hay dragones.

-Claro que no están en otra dimensión-resalto el ratón con obviedad.

-Pero si tu acabas de decir que se necesita para cambiar de dimensión.

-Yo no he dicho eso, he dicho que se necesita para ir a la dimensión donde esta el héroe, para ir a la de los dragones y seres mitológicos se necesita un poco de magma que se ha de llevar dentro de un recipiente especial llamado-se lo susurro a la oreja de uno de los guardias.

-Que tanpoco tienes.

-No.

-Joder si que eres pobre que no tienes de esto que no tienes de lo otro así no hay quien mate al héroe.

-Pues mira si no abrierais esclavizado al mundo no estaríamos así y no tendríais que ir a matar al héroe, podríais estar en casa tranquilamente con vuestras esposas y con vuestros hijos, cosa que nunca tendréis.

-Vale vale ahora que ya estamos de este tema danos ese recipiente tan misterioso y dinos donde tenemos que ir.

-Ahora os lo doy y con respecto a donde tenéis que ir, es a buscarlo al gran volcán de las tres islas llamadas etiqueta porque hay todos van de etiqueta y bien limpios y solo podéis pasar si vais igual que ellos, por eso os dije que lo hicierais, pero no os preocupéis que solo esta a 5000 kilómetros de aquí y como habéis gastado todos los combustibles fósiles de la tierra ahora no podéis ir en coche así que tendréis que ir caminando con lo cual tardareis bastante tiempo así que yo me tomare unas vacaciones hasta que volváis.

-Vale dame ese recipiente de una vez- le contesto uno de los guardias indignado.

El ratón les dio el recipiente y en cuanto se fueron pensó.
-En realidad ya tengo el moco de dragón pero así gano tiempo para ir a avisar al héroe, que busque la arma tripogo, que se entrene para ganar a los guardias y que encuentre la puerta por la que solo puede llegar a nuestra dimensión.

Lo que no sabia el ratón era que los guardias fueron a pedir ayuda al gran rey con lo cual no les dio un coche para llegar a las islas si no que les dieron todo un avión de pasajeros.

-Pero señor-Dijo uno de los guardias.

-Que!-Protesto el gran rey.

-Que ninguno de nosotros sabe pilotar un avión.

-Por eso no os preocupéis os ayudara en vuestra aventura a partir de ahora mi mano derecha, os presento a Esther Polonio, además de saber pilotar aviones echa un gas mortal llamado polonio 210, espero que os sea de ayuda.

-Gracias gran rey.

Luego apareció la tal Esther y se presento ante los guardias.

-Saludos guardias me llamo Esther y os acompañare en vuestro viaje.

-Porque nos llamas guardias ?

-Porque no se como os llamáis.

-Yo me llamo Quirze, el se llama Ferran, el otro se llama Adri y ayer se unió a nuestro grupo una nueva se llama Fany, nos vendrá a acompañar en el viaje.

-Que actitudes tenéis ?

-Actitudes ?
-Que que habilidades domináis?

-A haber empezado por hay, bueno yo domino el arco goma.

-El arco goma? Pregunto Esther.

-Si se pone una goma entre los dedos y se tira un papel.

-Que!? Se sorprendió Esther de lo tonta que era esa habilidad.

-Que no mujer que es broma, yo domino la hacha, Ferran domina el arco, Adri domina la espada y Fany dice que es maga o como se llame en femenino.

-I no os hace vergüenza dominar armas tan antiguas podríais coger calibre 9mm o una ak47, porque chicos no podéis ser mas anticuados imposible.

-A si y que nos recomiendas-Respondió indignado Quirze.

-Pues para ti Quirze, como estas acostumbrado a llevar armas pesadas, las hachas, pues te recomiendo fuego de cobertura, ya sabes bazucas y armas pesadas, mientras que a ti Ferran como llevas arco te recomiendo rifles francotiradores, en cuanto a ti Adri armas normales y ya esta, y Fany ya esta bien como esta pero es mejor que vaya por si acaso con dos pistolas y bastantes cargadores. Estáis de acuerdo?

-Si!-Gritaron los tres.

-Además con esa ropa no entrareis en las tres islas de etiqueta.

-Pero esta ropa es de etiqueta.

-Ya pero en realidad no tenéis que llevar ropa de etiqueta para que os dejen entrar tenéis que llevar ropa pija y para eso iremos ha ver a mi amiga Irene Mejias, que es la mas pija del mundo.

-Vale-Dijeron los tres con voz floja.

Mientras el ratón ya se había espabilado en ir a la otra dimensión, y tubo que ir a buscar al niño al insti. Cuando entro a su clase se espanto i se escondió enseguida no se lo podía creer estaban los guardias Ikar Romero y el gran rey, pero vio que el niño estaba hablando tranquilamente con ellos hasta con el gran rey, el ratón se escondió y espero a que el niño volviera a casa.

Al llegar a casa el niño se encontró otra vez con el ratón.

-Aaaaaaa!!-grito el niño. Que haces aquí? Donde estabas?

-Pues es que te lo tengo que decir en otro momento.

-Dímelo ahora!-grito el niño.

-Vale vale, pero no te sorprendas con lo que te diga.

-No te preocupes no me sorprenderé.

-Vale, pues resulta que ya sabes que yo soy de otra dimensión, pues es donde he estado todo este tiempo, según mis investigaciones he deducido que tu eres el gran héroe que salvara nuestro mundo, porque tu tienes el libro del ultimo gran héroe que fue supongo que tu tatatatatatatarabuelo.

-Un antepasado mió salvo vuestra dimensión?

-Si, es mas tu tienes que hacer lo mismo.

-El que, salvar vuestra dimensión ? Si ni siquiera tengo esa arma llamada tripogo.

-Por eso estoy aquí, yo soy el gurú de nuestra dimensión soy el único mi dimension que puede cambiar de dimensión, por ahora.

-Ha y tu me ayudaras a encontrar la arma ?

-Claro que si empezaremos un ritual que potencia tu sincronización con la arma tripogo, pero puede ser cualquier cosa y estar en cualquier sitio. Ha y otra cosa también tendremos que descifrar el libro del ultimo gran héroe, para que aprendas técnicas con la tripogo y para encontrar la puerta para que tu puedas ir a mi dimensión.

-Pero si yo entiendo ese libro perfectamente me lo dio mi abuelo cuando tenia 5 años y me dijo que lo guardara como si fuera mi corazón que era muy importante para mi familia.

-Bueno empecemos el ritual, tenemos que ir a un cementerio.

Luego fueron al cementerio para empezar con el ritual. Pero lo que no sabia el ratón era que el grupo de los guardias y Esther habían vuelto con el magma, Esther al no ver al ratón se preocupo por el tiempo y empezó a leer los libros que estaban en una estantería buscando la forma de cambiar de dimensión hasta que encontró el libro y se lo leyó de arriba abajo y rápidamente fueron ha buscar el moco de dragón en la dimensión de los seres mitológicos.

En el cementerio el ratón y el niño están preparando el ritual cuando de pronto desde las hierbas salio un niño que iba a la clase den Juank, el ratón se sobresalto gritando:

-A! El gran rey!

-Pero que dices tonto el es mi amigo Arnau Vilarrasa Barbero, su sueño es fundar una barbería que se llame Barbería Barbero.

-Eso es mentida-respondió indignado Arnau. Mi sueño es ir a otra dimensión, ya se que parece raro pero he visto muchos programas y he leído muchos libros sobre este tema y por eso creo firmemente en la existencia de otra dimensión así que no me pararan hasta que este muerto. Otra pregunta Juank, ese ratón habla no?

-No no te lo habrá parecido.

-Da igual Juank sélo puedes contar todo. O se lo cuento yo ?

-Cuéntaselo tu Ratón porque yo no estoy para hacer una narración que ya deberías saber que yo con los estudios no soy precisamente un genio ya me entiendes, en cambio Arnau es todo un empollon.

-Pues es que…

Y empezó a narrarle toda la historia y en cuanto acabo Arnau dijo:

-Pues que sepas ratón voy a ayudaros con todo esto del ritual pero a cambió me tendrás que llevar a otra dimensión. Entendido !!!!!

-Si si lo que tu digas.

-Y una pregunta por donde empiezo ?

-Haver que puedes hacer tu ahora-susurro el ratón dudando, Ya se y si nos vas a comprar una cosa que es muy necesaria para este ritual ?

-Vale pero que cosa es ?

-Unos condones no te digo, bueno ahora en serio no has de traer unas zapatillas.

-Vale- Y se empezó a ir corriendo cuando el ratón irrumpió de golpe:

-Quieto hay no vayas tan deprisa no te he dicho que zapatillas has de comprar. Juank que numero calzas?

-Yo pues un 43 porque?

-Pues Arnau nos has de traer una zapatilla de basket i la otra de futbol del 43 a y han de ser las mas caras de cada tipo entendido de eso consiste la supervivencia de mi dimensión y mucho me temo que la vuestra también.

Arnau se va corriendo.

-Una cosa ratón es verdad todo eso de las zapatillas.

-Claro que no pero era para que se marchara no crees que he estado bien.

-Si pero ahora se gastara un pastón en unas simples zapatillas que no le servirán para nada.

-No lo entiendes ha veces yo puedo ver el futuro, cada par de zapatillas le costaran 340 euros cada una, cuando venga a traernos las zapatillas se caerá y se le romperán las zapatillas, así el vera que le han engañado porque son de muy mala cualidad y ira ha denunciar a la compañía, casualmente una cámara de un banco cercano grabara la caída y se vera como se destrozan las zapatillas de esta forma Arnau tendrá una prueba convincente de que le han estafado y el juez ara pagar a la compañía al niño 90000 euros por cada para de zapatillas y se habrá convertido en el niño mas rico de la ciudad así que le hemos hecho un favor¿ No crees?

-No he entendido nada de lo que me has dicho.

-Claro debe ser porque eres un poco retrasadito de mente no crees.

-De acuerdo dejemos las cosas claras si tu ves el futuro ¿ Porque no predices lo que pasara en el futuro?

-Es que solo me pasa pocas veces y no lo puedo controlar, venga hacemos ese ritual ¿ O no lo quieres hacer?

-Si que lo quiero hacer ¿ pero que aremos exactamente?

-Pues pondremos una manta redonda en el suelo y te pondrás en medio y yo lanzare un conjuro.

-Ahora lo dices no tenemos manta.

-Tranquilo la ropa de lo muertos servirá.

-Quieres que nos pongamos a desenterrar a los muertos-dijo el niño como si fuera tonto.

-Si que pasa en nuestra dimensión desenterramos a los muertos para comérnoslos. Los asamos y están muy buenos sobretodo acompañado con la carne de gato.

-¿Me estas diciendo que desenterráis a los muertos y que luego os los coméis? ¿Pero vuestra dimensión que es un vertedero?

-Algo así los gurú de las otras dimensiones tiran toda la “mierda” de su dimensión a la nuestra y claro nadie tiene manías por si alguien huele mal o algo por el estilo.

-Otra pregunta.

-¿Cuál?

-¿Si hay un gurú en cada dimensión no debería de haber otro en nuestra dimensión?

-Claro que la hay, pero tu crees que revelaría su identidad a todo el mundo.

-Y tu lo conoces a que si.

-Si lo conozco.

-¿Puedes darme unas pistas para saber quien es?

-Vale, hay van las pistas. Vive en tu ciudad Figueres va a tu instituto concretamente en tu clase y su nombre empieza por N.

-En Nil a que si.

-Claro lo has encentado tienes su numero de Mobil para poder llamarlo y que venga.

-Si que tengo su numero ¿ Quieres que lo llame?

-No ya le llamo yo, pásame el Mobil.

Coge el Mobil y empieza a llamar

-Tuuuuuuuuuuuu tuuuuuuu tuuuuuuu grsrrsgrr. Si

-Hola Nil soy el Ratón de la otra dimensión.

-Hombre Ratón cuanto tiempo- Dijo Nil con aires de admiración hacia el Ratón-¿ que te cuentas?

-Pues mira estoy aquí en tu dimensión con el gran héroe, y me preguntaba si podrías venir hasta el cementerio.

-Vale ahora vendré una pregunta¿ Quien es el héroe?

-Haber Nil ¿Con que Mobil te he llamado?

-Con el den Juank.

-Pues ya esta.

-No me digas que en Juank es el gran héroe, pues vengo enseguida.

-Espera un momento Nil no cuelgues, Trae uno manta redonda de tu casa es que queremos hacer el ritual sagrado para augmentar la sincronización den Juank con la Tripogo para poder encontrarla.

-Pues voy pitando hacia allí.

Cick, el Ratón cerro el Mobil.
Mientras en la otra dimensión están el grupo de guardias y Esther preparando la ceremonia para poder ir a la dimensión de el gran héroe, bueno a partir de ahora diré Juank a secas por que soy el narrador y puedo decir lo que me da la gana.

-No porque el que ha escrito esta historia soy yo y no puedes cambiar nada de lo que he escrito o si no te despido.

Se va, o “mierda” hasta he de narrar las acciones del director este de pacotilla.

Minutos mas tarde Nil llego con la manta.


-Por fin has llegado, llevamos mucho tiempo esperando, pensaba que iba a morir de hambre aquí mismo-concreto el Ratón.

-Ya pero es que he tenido que robar la manta al vecino porque en casa no tenia, y claro he tenido que esperar a que se fuera de casa.

-¿Y como has entrado en su casa?

-Me he tele transportado ha su piso tonto, parece mentida que tu seas un gurú.

-Bueno no te pongas así, que algunos de nosotros no tiene ese poder.

-Que puedes tele transportarte-irrumpió Juank.

-Si

-Y por que no vas a robar por ejemplo al centro mail cuando es de noche, así no te pueden pillar.

-¿Tu eres tonto?

-No. Mama dice que tonto es el que hace tonterias como Forest Gump.

-Pues, porque me dices que vaya a robar al centro mail si donde yo he ido a robar es a la fabrica directamente.