martes, 23 de diciembre de 2008

PREGUNTAS SIN RESPUESTA

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CAPÍTULO 12: PREGUNTAS SIN RESPUESTA

-¡Muéstrate! -repitió Gri.

De pronto se encendió una luz. Todos quedaron alumbrados durante unos momentos. Al fin se adaptaron al lugar.

El techo de la choza era bastante bajo y de el colgaban un montón de hierbas de diferentes clases. En las paredes habían estanterías llenas de pocimas y objetos para elaborarlas. En el centro quemaba una hoguera en dónde había puesto una marmita con un extraño líquido. Destrás de esta había alguien sentado en el suelo con las piernas cruzadas que hechaba una mezcla viscosa.

-Hola a todos... Será mejor que me presente -dijo la figura levantando la cabeza del fuego.

Quando todos la vieron se quedaron asombrados. Era una mujer pero no era ni elfa, ni humana, ni enana. Pero era muy bella, de faciones suaves aunque a la vez algo toscas, vajita pues no llegaba al metro y medio. Tenía la piel un poco oscura y sus cabellos eran largos y de colores verdes y marrones y se entrelazaban como si fueran raízes de árboles. Sus enormes ojos eran violetas y vestía con una ropa hecha de hojas secas. Daba un aspecto salvaje.

-Me llaman Aldwendë, la Doncella de los Árboles, una hada cómo decis en vuestra tierra. Antaño fui la Dríade de todos los bosques de la isla, su protectora. Ahora sólo soy la de éste...

-¿Cómo es que sabes nuestro idioma? ¿Cómo has sabido mi nombre? -preguntó Gri.

-No soy una simple hada. Tengo poder para verlo todo, todo. Yo he visto las cosas del pasado, estoy viendo las del presente y he visto las del futuro... Lo se todo...

-No puede ser -dijo el herido Pachi- se necesitaría un óculo para verlo y nunca se puede ver todo pues el artilújio no lo permite. Además para saberlo todo tendríais que escribirlo en un libro para no olvidarlo y en esta habitación no cabría.

-Eso es lo que creéis vosotros. No necesito óculos para verlo pues mis ojos hacen su trabajo. Ni tampoco necesito libros pues mi cabeza puede recordarlo todo.

-Imposible...

-Te recuerdo, Pachi, que yo no soy de vuestras espécies, soy diferente -respondió la hada.

El chico se quedó helado.

-Todos habéis venido por algo. Todos tenéis preguntas sin respuesta. Yo puedo responder algunas pero otras las mantendré calladas pues ya averiguaréis las respuestas en el futuro. Y todos compartís un objetivo común. La cuerna. ¿Sabéis a caso que es?

Negaron con la caveza.

-La cuerna es una fuente de energía mágica. Sirve igual que serviría una varita mágica o un báculo sólo que tiene el poder de canalizar un flujo de mágia mucho, muchísimo mayor. Vosotros no tenéis el poder de utilizarla y no lo haréis pues la energía es tan grande que moríriais en el intento y podríais causar daños a gran escala si se descontrolara. Pero no os preocupéis pues alguen si la usará.

Ahora descansad pues estáis agotados. Mañana vuestras preguntas tendrán respuesta y podréis ir en la búsqueda de la cuerna. Pachi se quedará conmigo esta noche. Miraré de sanar tus heridas aunque te advierto que nunca se curarán del todo. Los guárdias que están a fuera os conducirán a vuestras dependéncias. Buenas noches.

Todos le dedicaron una reverencia y le desearon buenas noches y se fueron, dejando a Pachi allí.

A la mañana siguiente, después de tomar un buen desayuno de frutos silvestres, salieron de la cabaña que les habían cedido y se dirigieron otra vez a la choza de Aldwendë. Allí estaba la ninfa con un renovado Pachi pero con los ojos entristecidos por algo. Los viajeros le dedicaron una reverencia y se sentaron alrededor del fuego.

-Buenos días a todos... ¿Supongo que cada uno tenéis una pregunta que os ronda por la cabeza?

-Así es, mi señora -dijo la elfa.

-Pues preguntadme...

-¿Cómo era nuestro pueblo antes? ¿Que ocurrió aquí y que eran los seres que nos atacaron? ¿Porqué nuestro pueblo emigró hacia Orvingut? -questionó Larenlië.

-No os relataré toda la história pues para cuando acabe vuestros cabellos se habrán emblanquezido pero os la resumiré:

Hace muchos milenios aparecieron los elfos en esta isla. Tenían una gran inteligéncia y pronto desarrollaron una sociedad muy compleja y ordenada. Éste lugar fue llamado Anar Tol, que en elfo antiguo significa la Isla del Sol. Era llamada así porqué fue la cuna de vuestra civilización. Aunque antes de su llegada este sitio ya estaba habitada por toda clase de criaturas. Había entonces más gente de mi espécie. Ahora yo soy la única que queda en esta isla...

Se construieron ciudades portuárias y terrestres, en los bosques. Cada una era una ciudad-estado, con su cultura y recursos naturales. No habían conflictos pues todas ellas mantenían muy buenas relaciones. En aquellos tiempos los elfos desccubrieron la mágia. Fueron tiempos felices...

Pero ocurrió que con el descubrimiento de la mágia hubo un ambicioso mago al que le llamaron Sávaurë. Fue sin duda uno de los más grandes de su tiempo pues descubrió y perfecionó muchos hechizos. Además descubrió otras cosas fuera de la mágia como en biología y herbología. Grácias a todo esto y mucho más llegó a presidir el llamado Consejo de Magos, la misma organización que tenéis en vuestras tierras.

Aún así no fue suficiente para él y quiso más y más. Su orgullo fue tan grande que le corrumpió.

Hizo el descubrimiento de las armas, consiguió un ejército y guerreó contra unas cuantas ciudades. Fue vencido pero las armas no desaparecieron y transmitió su mal a otros muchos elfos.

Las guerras continuaron muchos siglos. Fueron tan destructivas que muchas ciudades quedaron como la que vosotros desenbarcastéis, destruidas, abandonadas... Muchos bosques desaparecieron, pasto de las llamas... Los ríos y mares se convirtieron en aguas putrefactas... Todo se secó... Hasta la mágia que antes había aqui ahora a desaparecido. Sólo perdura en este bosque...

Los elfos que no quisieron intervenir decidieron huir en barcos. Los que lo consiguieron se establecieron en Orvingut. Pero otros decidieron quedarse y se refugiaron en los bosques para proteger su tierra. Éste bosque que pisáis es el último reducto de estos elfos. Lo llaman Nör Taurë, el Bosque Sagrado. Tenemos unas quantas comunidades dispersas entre los árboles. Y nos defendemos de los malditos...

-¿Quiere decir los elfos? -preguntó Larenlië.

-Si -respondió la hada- Los elfos que os atacaron en la ciudad están malditos. Se maldijeron a si mismos y ahora no son más que sombras de lo que fueron. Les llamamos Úmëa Quendë, los Elfos Malignos o Oscuros. Además durante la guerra algunos magos que huyeron maldijeron a algunos de los Elfos Oscuros con un tipo de licantropia, diferente a la que padece la gente de Orvingut.

-¿Cómo es de diferente? -preguntó Pachi.

-La licantropía de aquí es diferente. Una vez te transformas ya no vuelves a tener tu anterior cuerpo. Los lobos que os atacaron padecían esa licantropía. Ahora son aliados e incluso algunos les sirven de monturas a los Elfos Oscuros. Esto es todo lo que os puedo contar sobre el pasado élfico cultura. Espero que estés saciada, Larenlië.

-Así es...

Recuerda esto, hija, -dijo la Aldwendë- No te ofusques de lo hechos que te hayan sucedido vive el presente, planifica el futuro...

La elfa se quedó sin habla.

-Disculpe señora -preguntó Pachi muy nervioso- ¿Quando tardará en... ya sabe? ¿Me ocurrirá lo mismo que a ellos?

-No, no te ocurrirá lo mismo. Será al siguiente plenilunio. Sufrirás, si, pero tienes suerte de venir de un mundo diferente. Además si haces lo que te dije con el tiempo mejoraras hasta poder controlarla. Con el tiempo verás que en realidad es un don que te ha regalado la naturaleza...

Pachi respiró algo aliviado. Los otros no entendían de que hablaban. Decidieron dejarlo por más adelante.

-Yo también desearía preguntar algo -dijo Zorim- ¿Podré regresar algún día a mi hogar?

-No puedo responder tu pregunta. Sólo té diré que tus acciones presentes pueden afectar el futuro enormemente...

Zorim pareció algo confuso y se quedó pensativo ante aquella frase por lo que no escuchó la pregunta de Fulmuën:

-Mi señora ¿Qué será de mi? ¿Que me ocurrirá?

-Veo en tu futuro grandes pasos... Serás recordado por muchos... Nada más puedo decirte sólo que no te corrompa la envidia... ¿Y tu Gri? ¿Deseas preguntarme algo?

-La verdad es que si... -dijo el joven mirando a los ojos de la ninfa- ¿Conseguiré recuperarla?

Esta vez nadie entendió su pregunta menos la Doncella de los Árboles. Lo miró y sonrió:

-Si persigues tu objetivo, si luchas por él, al fin serás recompensado... Ten en cuenta que cuándo llegue el momento deberás mirar al pasado para corregir el futuro...

Gri no comprendió las palabras de Alwendë.

-Y ahora todos queréis saber cómo conseguir la cuerna. ¿Cierto?

El grupo asintió.

-Yo no podré ayudaros vosotros tendréis que ir al bosque, esta tarde. Allí la encontraréis.

-Pero es imposible encontrarla -dijo Gri- Éste bosque es enorme.

-Sólo os diré una cosa: No soys vosotros los que tenéis que ir a su encuentro, ella vendrá a buscaros. Pero la cuerna sólo se mostrará ante alguien cuando ese alguen se enfrente a sus temores y demuestre bondad...

-¿Cómo? No lo entiendo... -dijo Gri.

-Busca en tu interior y encontrarás la respuesta...

Aún se quedaron más confusos ante las enigmáticas palabras de la ninfa.

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