sábado, 29 de noviembre de 2008

¡TIERRA A LA VISTA!

El chapter 8:

Capítulo 8: ¡TIERRA A LA VISTA!

A la mañana siguiente se despertaron cansados pero tuvieron que reparar las desperfecciones que haún sufría el Slugh después de aquella horrible tormenta. Antes, pero, hicieron un corto homenaje a los cuatro hombres desaparecidos ayier. Gri y Pachi se sentían mal porqué no habian podido salvar a aquellos marineros que perecieron durante la tormenta.

La travesia duro un par de semanas más sin ninguna novedad. A excepción de que ahora hacia un inusual y sofocante calor. Todos lo pasaron realmente mal e incluso algunos hombres sufrieron insolación. Sólo les alegraban los grupos de curiosos delfines que de vez en cuando se acercaban al buque y hacian acrobacias por las aguas cristalinas.

Un dia de la tercera semana Fulmuën subió un poco antes de que asomaran los primeros rayos del sol al palo mayor a vijilar. Hacía días que sentía una extraña sensación de algo que formaba parte de él pero que no se manifestaba, una sensación de algo familiar pero a la vez desconocido. Al parecer su maestra tambiën sufría eso.

Respiró el aire marino intentandó aliviarse quando esa sensación creció de prontó. Miró al este sin ver nada aún a sabiendas de que allí había algo.

-¡Tierra a la vista! -gritó el elfo.

Todos salieron a la cubierta, excitados. Miraaron al este pero nadie vió nada.

-Pues yo no veo nada. -decían los hombres.

Pero Larenlië no opinó lo mismo:

-Si... ya hemos llegado...

-Pero no hay nada -dijo Gri.

-Esperemos y lo veréis.

Se quedaron allí, en silencio, un largo rato observando. El claro cielo ya contrastaba con el mar azul. Pero nada.

Entonces, quando asomó el primer rayo del sol, por el uniforme horizonte se recortó una pequeña protuberancia. Al cabo de un rato esa protuberancia estaba más definida y parecía ser muy grande.

Los hombres gritaron de alegría. Acababan de hacer un hito unico. Una azaña única. Al fin habían llegado.

Así los marineros trabajaron con motivación y energía para llegar lo antes posible. Tardaron dos días en llegar a las costas. Mientras las recorrían para buscar algun buen sitio para desembarcar y carenar el barco se fijaron en aquella tierra.

Era una isla enorme. No alcanzaban a ver que amplitud tenía. Era una isla de blancas playas, frondosos bosques, altas montañas. Pero algo malo impergnaba aquella atmósfera que todos notaron. Los delfines ya no les seguían. En las aguas había una inusual cantidad de algas muertas. El agua era más densa ya sin su azul color. Algo oscuro se movía por las quietas aguas. El viento no soplaba. El sol era anormalmente grande y rojo. Hacia mucho calor. Pero sabían que estaban en el sitio correcto.

Los dos magos fueron a ver a la elfa:

-Larenlië... -advirtió Gri- Esto no me gusta nada...

-Algo perturba esta isla y enegrece nuestros corazones. -dijo Pachi.

-Lo sé. Recordad lo que dijo el Gran Mago. Dijo que lo que encontraramos puede que no nos gustara.

-En cualquier caso tenemos que ir con pies de plomo -avisó Pachi- Ay algo... No sé pero creo que no estamos solos...

Al cabo de media hora encontraron una extensa bahía y Fulmuën avistó algo en ella.

-¡Una ciudad! ¡Hay una ciudad!

El capitán ojeó por el catalejo y se lo mostró a los pasajeros.Era una ciudad blanca que se encontraba a la otra punta de la bahía. Al acercarse más Larenlië dijo:

-No hay nadie allí, es una ciudad fantasma.

-Vaya, es élfica ¿no? -preguntó Gri.

-Eso parece. Al menos la arquitectura es parecida aunque muy primitiva pero está muy ruinosa.

-Podríamos atracar aquí -opinó Pachi- ¿No le parece, capitán?

-Si, esperemos que esa ciudad tenga un astillero, nos iria bien.

-Primero será mejor que un grupo desembarque para explorarla.

-Por supuesto, enviaré a mis hombres...

-No hará falta capitán ya iremos nosotros -le interrumpió Gri.

-Como quieran pero déjeme que les acompañen dos de mis hombres.

Prepararon un pequeño bote de remos de reserva. Todos los pasajeros y los dos marineros embarcaron y fueron remando hacia el sitio, todos armados.

Se trataba de una ciudad portuaria llena de embarcaderos de piedra. Estaba construida en una extraña piedra blanquezina que habia perdido gran parte de su brillo, y aún se apreciaban un poco que habia sido recubierta con cal. Los edificios estaba cercados por una alta muralla. A Gri le hizo pensar en la antigua ciudad de Altaim, en Orvingut. Era todo runa.

Fueron a uno de los embarcaderos, amarraron el bote y desembarcaron. Dejaron a uno de los marineros al cargo del bote y el resto se fue a inspecionar.

Recorrieron el paseo marítimo buscando un astillero. No encontraron signos de vida pero aquella sensación no se hiba. Al fin lo encontraron, un gran edificio con varia rampas que daban al agua.

Volvieron al barco e informaron al capitán. Luego el Slugh se dirigió allí y atracó delante delas rampas. Decargaron todo lo que pudieron y con la ayuda de unas cadenas del edificio arrastraron al barco a dentro. Depués lo aguantaron con la ayuda de unas bigas.

Decidieron que montarían el campamento allí ya que era un sitio muy fresco y amplio. Cuando ya lo tuvieron todo montado fueron a dormir.

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