jueves, 9 de octubre de 2008

LA PRUEBA DEL BESO

Ya esta hecho el episodio 8:

CAPÍTULO 8: LA PRUEBA DEL BESO

Durante esos días Gri intentó olvidarse de la bella elfa Larenlië de la cabeza pero era imposible. En sus sueños aparecían sus hermosos ojos de esmeraldas. En el comedor común la miraba de reojo mientras ella charlaba con sus amigas. No podía evitar observarla cuando pasaba por un pasillo. Fallaba en sus hechizos más de lo normal. El joven humano se dió cuenta de que ella también se fijaba en él.


Una mañana fue a la habitación de Pachi para llevarle el almuerzo. El joven´no había ido al comedor. Llamó a la puerta. Entró.


Pachi estaba sentado en su mesa, absorto, leyendo un libro de hechizos.


-Hola -dijo Gri.


-Si, hola -dijo el otro sin levantar la cabeza.


-Te dejo el almuerzo aquí -dijo el muchacho dejando la comida sobre una mesilla.


-Si, si.


-Oie -advirtió Gri con preocupación- Deberías descansar un poco.


-¡No ves que no puedo! -exclamó el otro con nerviosismo- Tengo un examen de aquí a un día.


-Por eso mismo te lo digo.


Pachi levantó al fin la cabeza del libro. Tenía la cara grasienta, ojeras, el pelo despeinado, más de lo normal, y el bigote le crecía bastante. Daba pena de ver.


-Tienes razón... -reconoció al ver la expresión de Gri.


Se levantó de la silla y se hechó en la cama.


-Bueno, -dijo Gri- yo ya me...


No acabó la frase porqué un ronquido de Pachi le sobresaltó. Abandonó la habitación en silencio.


El joven Gri se desertó temprano, como siempre, fue al comedor. Encontró a Pachi que parecía muy nervioso. Pinchaba las patatas de su plato.


-¡Buenos días! -dijo Gri con alegría.


-Hola... -dijo el otro con dificultad.


-¿Qué ocurre?


-Pues que hoy es el examen -dijo Pachi y tembló un poco al decir examen- No sé si lo conseguiré... No quiero fallar pero si...


-Tu tranquilo -dijó Gri con convencimiento- Seguro que lo consigues.


-¿De veras? ¿Eso crees?


-Pues claro. Piénsalo, te as cargado un troll, has peleado en una gran batalla, has auyentadoo un grupo de mercenarios, tu sólo, además de otras muchas aventuras que has corrido. ¿Y aún piensas qué no puedes aprovar un examen?


Pachi se sintió mejor. Se levantó de repente y miró a los ojos a Gri.


-Grácias Gri -dijo con una chispa de resolución en los ojos- Ahora disculpame un momento. Tengo un examen que aprovar.


El joven salió corriendo del comedor. Gri estaba convencido de que Pachi conseguiría superar la prueba, o eso creía él.


Desayunó con tranquilidad. Era el septimo día de la semana, fiesta para los alumnos, día que podían salir de la torre.


Se fue a su habitación y estudió un rato. Cuando acabó salió de la torre y se puso a pasear por las calles arboleadas de Lemarelán. Regresó a la torre al mediodia para almorzar. Pachi no había vuelto aún. Gri se preocupó un poco.

Durante el atardecer subió al observatorio, en el piso de arriba del todo, que estaba lleno de telescopios y mapas de las constelaciones. Ya habían empezado a aparecer algunas estrellas en la bòbeda celeste. Le gustaba observar-las, desde siempre. En la torre había aprendido mucho sobre aquellos cuerpos brillantes.

Se sentó en un banco y se puso a observar el cielo, pensativo. Sentía un profundo sentimiento por Larenlië. Pensó en lo que le había dicho el Gran Mago. Sabía que tenía razón, lo sabía de veras, pero no podía evitarlo. Era preso de aquellos ojos verdes.

Oyó un ruido detrás de él. Larenlië estaba en la puerta. El joven se puso tieso de repente. La joven elfa lo notó.

-¡Oh, perdón! -dijo ella con aquella voz tan dulce y musical- ¡Ya me hiba!

Se giró para marcharse pero Gri no quiso desaprovechar aquella oportunidad.

-¡Espera! -dijo él- ¿Por qué te vas? Que no muerdo eh.

La joven se giró y rió aquel comentario de Gri. Su risa era tan hermosa y bonita como una harpa.

-No me tengas miedo -la tranquilizó Gri- Imagino que si has subido hasta aquí sera por algo ¿no?

-Claro. ¿Te importa que me siente con tigo?

Gri se bloqueó un momento.

-S-s-si... por supuesto.

La elfa se sentó a su lado. Los últimos rayos del sol habían desaparecido. El cielo brillaba mucho. Aunque en aquella noche había luna nueva, una luna blanca cómo la niebve, que impedía con su luz ver muchos astros. Los dos se quedaron mirando la joya blanca.

-Preciosa -dijo la elfa- ¿Cómo pede haber algo tab hermoso?

Gri se arriesgó. Le pasó un brazo por la espalda y la tiró lijeramente hacia él. Ella se dejó. El chico temblaba.

-Bueno... -dijo al fin el joven- La Luna és la segunda cosa más hermosa que estoy mirando ahora mismo.

La elfa y el humano giraron la cabeza y se observaron mútuamente. Se miraron a los ojos. Los ojos de zafiro de ella brillabron.


Gri no se lo pensó más. La cojió suavemente, la acercó a él pero ella era más rápida y lo besó. Su primer beso.

Los dos se abrazaron. Gri no quería que este momento acabara, que durara eternamente. El chico le devolvió el beso a la elfa con pasión. Pero esta se separó de repente.

-¡No! -exclamó la joven elfa- ¡No debemos!

La chica se levantó y se fue del observatorio.

Gri estaba un poco desconcertado pero entendió la reacción de la elfa. Creía que ella habría conseguido superar aquello. Que con el tiempo se olvidarian de lo ocurrido.

Pero ese beso dejó una cicatriz imborrable en los corazones de ambos.

Se quedó un rato más en el lugar. Finalmente se largó de allí. Fue al comedor, Larenlië no estab allí.

Cenó muy callado y se fue a dormir.

Quando estaba llegando a su habitación vió que la de al lado de la suya, la de Pachi, había luz. Entró y vió a su amigo tendido en la cama inconsciente. El Maestro y el Grana Mago estaban allí.

-¿Qué le ha pasado? -preguntó Gri acercandose a Pachi.

-Esta agotado. -dijo el Gran Mago.

-Ha pasado la prueba -dijo el Maestro- Ya es un mago.

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